Esta tradición del flan de coco, arraigada entre los gaboneses desde mediados del siglo XX, coincide con la independencia del país, traspasando sus fronteras e instalándose en prácticamente todo el mundo.
Difiere ligeramente de la elaboración ampliamente establecida en España, aunque en esencia son la misma cosa; solo que se sustituye la leche de vaca por leche de coco.
A veces se las conoce por el nombre de natillas de la India Occidental.
Evidentemente, la receta rescata esa influencia que los franceses dejaron a su paso, dando como resultado un flan clásico con esa brizna exótica de la leche de coco y el coco rallado.
¿Qué leche de coco elegir para las recetas?
Afortunadamente, cada día es más habitual encontrar productos de otras regiones en los supermercados españoles. Existen básicamente tres tipos de leche de coco.
Primeramente, la estándar, con un porcentaje de grasa de alrededor del 15 %, que será la que elijamos para repostería, con un perfil aromático que resulta excepcional.
Por otro lado, tenemos las leches de coco light, con una mayor cantidad de agua, y enfocadas a personas que guardan una dieta hipocalórica, con un volumen de grasa no superior al 6 %.
Finalmente, dentro de las leches, podríamos incluir también la crema de coco, con un 24 % de materia grasa, lo que permite utilizarla como si de nata (crema de leche) para repostería se tratara, pudiendo montarla o cargarla en un sifón. Serviría igualmente para nuestro flan de coco, otorgándole una untuosidad más pronunciada, pero haciéndolo un poco más pesado.
Cómo hacer flan de coco
Nuestra receta de flan de coco, además de la leche de coco, incorpora una pequeña cantidad de azúcar moreno, pues la leche tiende a ser predominantemente dulzona y muy sabrosa, con una gran palatabilidad.
En consecuencia, obtenemos un flan de textura ligera, con una costra en la superficie que le otorga un carácter diferenciador.
El resto de ingredientes son accesibles y de uso cotidiano: huevos, extracto de vainilla y coco rallado, mejor, claro está, si es fresco.
Ingredientes:
Leche de coco 500 ml
Huevos M 4 unidades
Azúcar moreno 100 g.
Extracto de vainilla 1 cucharadita
Coco rallado 100 g
Elaboración:
Se prepara en un santiamén, por lo que en primera instancia, nos apresuraremos a precalentar el horno, a unos 180 º, con calor arriba y abajo. En un bol amplio, añadiremos la leche de coco, los huevos, la mitad del azúcar y la cucharadita de extracto de vainilla. Si somos más partidarios de los productos naturales, siempre podemos recurrir a infusionar una vaina de vainilla en la leche de coco.
Batiremos los ingredientes enérgicamente con una varilla eléctrica, o en su defecto, una de mano. La mezcla debe quedar aireada, cremosa, de aspecto lechoso y con burbujas en la superficie. A mano nos costará más, mientras que con unas eléctricas no nos llevará más de 5 minutos. Seguidamente, agregaremos la mitad del coco rallado, repartiéndolo de manera homogénea.
Preparada la crema, tan solo queda repartirla en cuatro moldes individuales. Verteremos dejando aproximadamente un dedo entre la superficie y el borde del recipiente, evitando que llegue a desbordarse cuando crezca en el horno por la acción del calor. Al igual que haríamos con un flan tradicional, introduciremos los moldes en una fuente refractaria llena de agua.
Recuerda que el agua no tiene que tocar bajo ningún concepto la mezcla, quedándose también a un dedo del borde más o menos. En contra de lo que solemos hacer habitualmente con los flanes, que es cocerlos enteros, el flan de coco atesora un núcleo ligeramente cremoso, erupcionando como un volcán cuando lo cortamos con el cuchillo en la mesa.
Bajo esta premisa, lo mantendremos en el horno, a altura media y sobre una rejilla, previamente cubierto con papel de aluminio, por un tiempo no superior a 25 minutos. Podremos comprobar que está en su punto, pinchando con un palillo en el cetro, cerciorándonos de que la punta sale ligeramente humedecida. Sin embargo, los bordes más cercanos a la superficie, sí tendrían que estar cocidos.
Apagaremos el horno, permaneciendo dentro hasta que se enfríen por completo, con la puerta entreabierta. Llegado el momento de servir, espolvorearemos sobre ellos un poco de azúcar moreno, seguido de unas lascas de coco rallado. Con la función grill, o simplemente activando la resistencia de arriba del horno, a máxima potencia y por 3 minutos, caramelizaremos la superficie.
Otra opción sería emplear el soplete de cocina. Es un postre que se vale por sí mismo, sin necesidad de que lo acompañemos de ningún otro topping. En caso de que se tratara de un día especial, y quisiéramos darle un aire más sofisticado, como posible idea, dispondríamos unas almendras fileteadas por encima, una hojita de menta como colofón y un original helado de zanahoria acompañándolo.
¡Qué aproveche!
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