Es una receta muy sencilla para tomar horneada la fruta de temporada. Es la versión del clásico clafoutis que se hace tradicionalmente con cerezas enteras, sin quitarlas el hueso, horneándolas en un molde bañadas con una crema líquida hecha con huevos, harina, leche, mantequilla y azúcar.
En realidad el término clafoutis se utiliza sólo cuando la tarta está hecha de cerezas. Cuando se elaboran con otras frutas como manzanas, peras, melocotones, ciruelas, moras, se denominan flaugnarde o flognarde, aunque coloquialmente también se conozcan como clafoutis.
Me encanta el toque rústico de estas tartas, presentadas directamente en un molde o en varios individuales, de sabor suave y textura cremosa.
Ingredientes (3 moldes individuales)
55 gr. harina
75 gr. azúcar
45 gr. mantequilla (derretida)
3 huevo tamaño L
Una pizca de sal
La ralladura de 1 limón
62 gr. de leche entera más 2 cucharadas
125 gr. de frambuesas
Azúcar glas para espolvorear
Precalentamos el horno a 180º C. Engrasamos tres moldes individuales.
En un bol mezclamos la harina, la sal y el azúcar. Añadimos los huevos, la mantequilla derretida y la ralladura y el zumo de limón y mezclamos bien. Agregamos a continuación la leche y batimos hasta que la mezcla sea homogénea.
Vertemos la mezcla en los moldes individuales y esparcimos por encima las frambuesas frescas.
Horneamos 30 minutos hasta que la clafoutis se cuaje y esté dorada.
Dejamos enfriar un poco y espolvoreamos azúcar glas por encima. Servimos templado.
Sin lugar a dudas además de ser unas tartas económicas, con ingredientes que todos tenemos en casa habitualmente y rápidas de preparar, están deliciosas.
La próxima vez las haré con manzanas o peras o mucho mejor con ambas frutas a la vez.
Y por supuesto, el próximo verano con las primeras cerezas haré un clafoutis. ¡¡No me pienso quedar con las ganas!!