¿Por qué decimos igual? Porque el formato ya lo hemos visto en otras ocasiones y no siempre con un resultado satisfactorio. A veces mencionar la palabra "Bulevar" referido a la ubicación de un nuevo local de restauración en la capital jiennense, suele terminar en una magnífica puesta en escena con una terrible e insatisfactoria ejecución. Algunos restauradores toman la zona como una carta blanca para hacer cualquier cosa, cobrarla a cualquier precio y luego sorprenderse ante los números negativos en la cuenta de resultados. No queremos recordar el caso de aquel infame restaurante mexicano super-cool, ni su comida patrocinada por "Play-Doh" a precio de cojón de pato.
PRIMERAS IMPRESIONES
Pequeño. YakIbérico es pequeño, acogedor y mantiene un estilo minimalista a medio camino entre lo rural y lo ninjitsu. Si hubiera un ninja de campo con boina, lo encontraríamos aquí.
La primera impresión cuando te presentas abierto de piernas, manos a la cintura y ondeando tu capa de super gordo, es que nadie te atiende, que ni siquiera un alma se percata de tu oronda presencia, destilando ese regustillo amargo de personal de sala novato que se disipa cuando a los cinco minutos pueden atenderte, y lo hacen con cortesía, simpatía y paciencia.
Explicar la carta a cada uno de los visitantes puede ser una tarea ardua y consumidora de tiempo. Creednos si os decimos que pudimos ver como lo hacían continuamente. Algo fácil de solventar incorporando esa información a la carta, que por cierto nos pareció sencilla y completa en contenido, pero muy desacorde con el estilo y más propia de una tasca de fritanga que de un local donde a primera instancia destaca el minimalismo y la simplicidad. Como diseñador, me tentó la idea de sacarme los ojos con una cuchara y metérmelos por el trasero.
No terminamos de entender los uniformes: monos de trabajo de cintura para abajo y parte superior anudada en la cintura. Curioso pero aterrador si piensas que en algún momento las letrinas pudieran desbordarse y los camareros serían los únicos preparados para la eventualidad.
CINCO PLATOS CINCO
Dejándonos guiar por el personal que sabiamente supo indicarnos cuando parar de pedir, y es que los platos no son especialmente abundantes en cantidad y nosotros somos insaciables como peces capaces de morir de empacho, nos decidimos por probar suerte con un menú de cinco platos: Salmón Spicy Roll, Ensalada Yakibérico, Pollo tempurizado con doble salsa, Patatas a la brasa con mojo picón y Presa Yakibérica.
Una combinación oriental-mediterránea que nos hizo sentir como un japonés en Benalmádena, todo regado con una cerveza de importación «Kirin Ichiban» (aprox. 3.8 eur), japonesa pero embotellada en Alemania, de cinco grados y un ligero matiz afrutado que nos recordó a la cereza. Suave, muy suave, casi agua, nos encantó desde el primer sorbo y dejamos de beberla después de gritar "¡guapa!" al camarero media docena de veces y de dejar descansar nuestras gónadas desnudas sobre el cajón de hielo de la mesa.
ENSALADA YAKIBÉRICO (3.50 EUR)
Es el sota, caballo y rey de cada comida en nuestra cocina mediterránea. Una ensalada prepara el cuerpo para una carrera gastronómica de fondo y te hace pensar que lo que viene después no cuenta y por ende no engorda. La ensalada Yakibérica con medallones de pollo en escabeche, mezcla de lechugas, rúcula, brotes, zanahoria y queso de cabra de sabor y aroma intenso, conformaba un entrante fresco de sabor avinagrado y ácido presente en todo el plato. El pollo en escabeche nos sorprendió por su ternura pero manteniendo el suficiente cuerpo como para no desmenuzarse. Era como un musculoso de gimnasio que llora viendo Bambi: tierno pero con cuerpo.Como entrante cumplió su misión, pero en el mundo de las ensaladas quizás era demasiado sencilla. ¡Maldita sea, es un japonés! Queremos una salsa rara, algo dulce, algo que no me encuentre al abrir la nevera. Eso sí, era tan pequeña en tamaño que prácticamente podría pasar por la guarnición de cualquier otro plato.
Agradecimos no encontrarnos bichos ni olores raros como en nuestra anterior aventura gastronómica. Con eso ya nos vale, y sí, estaba bastante buena, no vamos a engañarnos.
SALMÓN SPICY ROLL (5.20 EUR)
Aquí deberíamos dejar de escribir. Sólo recordarlo nos hace volver a experimentar las contracciones orgásmicas que sufrimos frente a todos. En ese momento ya sí tuvieron que llamarnos la atención. Este plato con ocho piezas de sushi de salmón casi me hace enloquecer de puro placer. Con un arroz suelto pero con una consistencia tan perfecta que la pieza de sushi no se desarmaba, un pescado muy fresco, suave y combinado con trocitos de aguacate aportando frescor a la mezcla, fue sin duda el plato que me alegró el almuerzo, el día y que a día de hoy me mantiene con ganas de más. Un ligero toque de salsa picante, aportaba una chispa que no podía sino hacerlo aún más perfecto. Justamente lo que le faltaba a la ensalada, un puntito más allá, esa diferencia entre el -¡Uhmmmm!, y el - ¡Ay, Dios, que me voy de vareta!.Hacía tiempo que no probábamos un sushi tan bien hecho y tan bueno. Nos quitamos el sombrero y los calzoncillos, como siempre que algo nos gusta en exceso. ¿El precio? ¿Ocho piezas de fresquísimo sushi de salmón por algo más de cinco euros? ¡Póngannos otro!... esperad... creo que acabamos de tener otro orgasmo.
POLLO TEMPURIZADO CON DOBLE SALSA (4.50 EUR)
Si hay algo que nos llamó la atención de Yakibérico fue tanto el excelente punto de las carnes, como su falta de sal, algo que hará la delicia de los hipertensos, pero que a nosotros se nos antojó algo escasa y soso. Estos puntos también se manifiestan en el Pollo tempurizado. Éste, elaborado con trozos de jugosísima pechuga de pollo en tempura -un rebozado fino y rápido que apenas se fríe durante un par de minutos- y acompañada de dos salsas, también nos gustó a pesar de que si bien la ración de pollo era razonable, las salsas por el contrario apenas alcanzaban para terminarla.Amantes de los gusanitos y el picante, Mariades juraba que la primera de las salsas le sabía al popular snack de maíz y derivados del petróleo que hace furor entre los niños menores de 2 años, quedáis advertidos. En verdad se trataba de una salsa con base similar a la mayonesa, mostaza y algo que no supimos identificar pero que aportaba un ligero sabor tostado y apenas picante que no creemos que sean gusanitos, no señor. La segunda, por el contrario, se trataba de una salsa agridulce con guindilla bastante picante. Adoramos saber a qué altura del tracto intestinal se encuentra nuestra comida, de forma que la intensidad del picante nos satisfizo enormemente a nosotros y a nuestras hemorroides que a estas alturas asoman tímidamente la cabeza para tomar aire desde nuestros traseros.
Mentiríamos si dijéramos que no hemos especulado con que esta salsa fuera la misma que la que podemos encontrar en cualquier Mercadona, al que se le ha añadido guindilla. ¿Ficción? ¿Realidad? tendréis que comprobarlo vosotros mismos.
PATATAS A LA BRASA CON MOJO PICÓN (3.10 EUR)
Esperábamos un plato con dados de patatas embadurnados en salsa, pero por el contrario nos encontramos con tres trozos de patata asada, ligeramente tostada y pintados con un salsa oleosa de intenso sabor a comino y con algo menos de cuerpo que el mojo picón tradicional.¿Suficiente como para ser un plato único por sí mismo? Es posible. Estamos acostumbrados a encontrarnos este tipo tubérculo como acompañamiento de otros platos, pero a pesar de valorar de forma muy positiva tanto la presentación como los sabores, nos desconcierta enormemente. Aunque muy buena, nos ocurre como con Robin cuando se convirtió en NightWing. Sin Batman, o en este caso un buen entrecot o un filetón de ternera al lado, no lo vemos, no señor. Llamadnos clásicos si queréis.
PRESA YAKIBÉRICA (7.30 EUR)
Presentadas en dos brochetas impregnadas en salsa de soja, sólo tenemos un adjetivo: impecables. Porque, a pesar de estar bien cocinadas por dentro, el punto de la carne era absolutamente tierno y jugoso. El aroma a brasa se encontraba presente en cada bocado y unido al sabor áspero y tostado de la salsa de soja, lo convertía en todo un plato de categoría.Dos puntualizaciones: el punto de sal que comentábamos antes y el pan bañado en la salsa. Si hay algo que hemos aprendido es que mojar sopas, rebañar o hacer barquitos con salsa de soja no mola, y os animamos a probar la combinación. Descubriréis que el pan tiene piernas porque las notaréis abriéndose en vuestra garganta, negándose a bajar por ella.
EL POSTRE: COULANT DE CHOCOLATE (3.80 EUR)
Lo intentamos con un Helado tempurizado que vimos anunciado en la pared desde el mismo momento en que entramos en el local. Desafortunadamente no les quedaba y optamos por el coulant, nuevamente aconsejados y otra vez con acierto total y absoluto. Empezamos a considerar la idea de llevarles nuestras Quinielas para que nos las sellen.Menos es más y a veces más es menos. Que un tierno coulant casero, caliente, acompañado con una exquisita salsa de naranja y un suavísimo y cremoso helado de vainilla figure en la carta con una referencia tan breve y escueta como "Coulant", hace llorar al niño que sale en la caja de los Juegos Reunidos.
No sabemos qué tal estaba el Helado tempurizado, pero nos alegramos de haber probado el coulant. Quizás no luciese el aspecto tan depurado y cuasi perfecto de las soluciones industriales, pero la esponjosidad e intensidad tanto del bizcocho como del chocolate que se derramaba con cada cucharada nos hizo rezumar amor por cada uno de nuestros sudorosos poros abiertos por la cerveza. La combinación del chocolate y la crema de naranja -que, sí, sabe a naranja auténtica y no a esos engendros embotellados que a veces nos venden como zumo-, es simplemente indescriptible.
El helado, en su punto justo de descongelación y espolvoreado tímidamente con galleta, acompañaba al postre en un vals de gordismo desenfrenado y equilibrio perfecto, nos hizo olvidar por un momento malas experiencias en postres y hasta nos hizo sentir mejores personas....
...mentira. Lo malo de compartir postre que además está exquisito, es la contra-reloj y la guerra de miradas mientras tratas de que el contrario no se lo coma todo, o lo que es peor, te lo deje cojo cebándose con sólo uno de los ingredientes del plato. El relleno de chocolate del coulant, acostumbrados al espesor y fuerza del chocolate en los postres de Foster Hollywood, nos pareció un poquitín incorpóreo, pero es que nosotros somos unos cerdos inconformistas y sibaritas.
EPÍLOGO
Por apenas 36 eur hemos almorzado dos personas en Yakibérico y bien, además. Un lugar para descubrir, probar y disfrutar de la variedad a un precio que no asusta si cometes un error.
En un entorno agradable, aunque tal vez un poco pequeño, y con pequeños detalles como el añadido del cajón con hielo en cada mesa para enfriar las bebidas -o para lanzar a los canalillos ajenos-, o la cocina a la vista, sólo necesitaría quemar la carta de platos y elaborar una nueva, más practica y atractiva visualmente para convertirse en el lugar perfecto para la velada perfecta.
La comida fresca, cuidada y elaborada, nos parece por momentos sofisticada y sin embargo a veces peca por parecer demasiado simple, y la culpa de todo la tiene la carta. Si existe un momento para ponerse poético a la hora de inventar nombres para platos y dar una vuelta de tuerca a los mismos, es sin duda éste. Nadie quiere entrar a un lugar sofisticado y encontrar unas "Alitas con salsa barbacoa" coronando algo que parece la carta de un bar de tapas. ¿Necesita un japonés/mediterráneo un plato de alitas barbacoa en su carta? No lo sabemos, joder, pero rompe el maldito encanto.
¿Hay que probarlo? Si te gusta el sushi, definitivamente SÍ. Si no, seguro que tienen algo para ti que pueda llenar ese vacío interior que se llama hambre con algo diferente.