La semana pasada hice mermelada de cebolla. El lunes para ser más exactos, el día de la gran luna del 14 de noviembre, por eso me acuerdo. Fue una idea totalmente fortuita, producto de lo que yo llamo un día “tontorrón”. A veces, pequeños contratiempos se van sumando uno tras otro de tal modo que acaban por arruinarte el día. Supongo que alguna vez os ha pasado, empiezas la semana con optimismo, planificas la jornada del mejor modo pero… por alguna extraña confabulación astral todo se tuerce, se desordena y se va al garete, y tú te quedas con cara de acelga, al borde de la lagrimilla, preguntándote a lo Carmen Maura: “¿que he hecho yo para merecer esto?”.
Para acabar con los días “tontorrones” nada mejor que desahogarse. Que la risa tiene un efecto terapéutico nadie lo pone en duda, pero el llanto también lo posee. Llorar elimina tensiones, alivia el corazón, libera el estrés, nos limpia por dentro. Nada mejor que una buena llorera para ver las cosas con más claridad y sosiego.
Esa tarde podría haber emulado a Diane Keaton en “Cuando menos te lo esperas”, pero reparé en el generoso cesto de cebollas que nos había hecho llegar Ramón, y pensé: “ya que vamos a llorar hagámoslo a lo grande”. Y en lugar de ponerme a escribir o ir a caminar a la playa, me puse a pelar cebollas como si no hubiera un mañana. Y funcionó, obtuve consuelo y un tarro de deliciosa mermelada a cambio de mis lagrimones
Os dejo aquí la receta, por si algún día necesitáis ponerla en práctica, jejeje Estos son los ingredientes que necesitaréis:
Un kilo de cebollas
Unos 100 g de azúcar
Unos 100 ml de vino tinto
Dos cucharaditas de vinagre
Una cucharadita de sal
Aceite de oliva virgen
Picamos las cebollas y las rehogamos en una sartén con el aceite de oliva.
Cuando la cebolla empiece a transparentar, añadimos la sal y el azúcar y cocinamos por espacio de unos 10/15 minutos.
Transcurrido ese tiempo añadimos las dos cucharaditas de vinagre y el vino tinto, y ya sólo nos quedará por cocinar durante una media hora más o menos.
Dejamos enfriar y ya la tendremos lista para envasar y consumir. Esta mermelada es ideal para acompañar quesos, combina muy bien con el foie, y es una estupenda guarnición para los platos de carne.
Sobre una lonchita de queso San Simón da Costa está, mmmmmmm, de rechupete!
Y ya sabéis, si tenéis un mal día seguid mi consejo: desahogaros, abrid el grifo de las emociones, no os guardéis dentro las amarguras que a la larga acaban por enfermarnos. Salid a dar un buen paseo, o poneos a pelar cebollas y dejad que fluya el llanto!
“Mermelada de cebolla para un día tontorrón” también está disponible en audio, en ivoxx
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