Ingredientes:
- 1.5 Kg de tomates
- 750 gramos de azúcar
- 1 limón
1.- Limpiamos los tomates
Escaldamos los tomates y les quitamos la piel y el pezón. Yo los he extrujado un poco con la mano para quitarles el exceso de jugo. Los tomates deben estar maduros. Si quieres puedes triturarlos, esto ya va al gusto de cada uno, si te gusta que tenga tropezones cocínala sin triturar, ambas maneras son válidas.
2.- Pesamos los ingredientes
A continuación pesamos los tomates ya limpios y el azúcar en una báscula de cocina. Yo utilizo esta relación de azúcar, pero si te gusta más dulce puedes modificarla a tu gusto. Con un kilo de tomate tendremos más o menos para unos 3-4 botes de cristal, tamaño mediano.
3.- Mezclamos y dejamos macerar
Mezclamos los tomates y el azúcar en un recipiente, añadimos el zumo de limón y lo dejamos macerar durante unas horas. Removemos de vez en cuando. De esta manera, el azúcar absorverá el jugo de la verdura. Si no tenemos tiempo podemos cocinarlo directamente, como he hecho yo.
4.- Cocinamos
Introducimos la mezcla en una cazuela. Llevaremos a ebullición mientras removemos para evitar que se pegue en el fondo. Bajamos el fuego y chafamos o trituramos la verdura, dependiendo de si te gusta con más o menos grumos. Aunque no se le pone nada de agua, el tomate suelta mucha, irá reduciéndola poco a poco. Removemos durante 1,5 h. Paciencia.
5.- Envasamos la mermelada de tomate
El siguiente paso es envasarla en frascos esterilizados y colocarlos bocabajo durante unas horas para que selle al vacío. Etiquetamos la mermelada de tomate con la fecha de elaboración y ya estará lista para guardarla en un lugar fresco y seco de la casa.