Mi nueva obsesión es la textura. Conseguir que mis galletas tengan un aspecto algodonoso o envejecido, que el icing parezca madera o recuerde al plástico es el runrún que tengo ahora en la cabeza. Y esto me da la excusa perfecta para experimentar sin parar. Porque esto es lo que en realidad son estos gatitos: un experimento buscando texturas.
Ví los cortadores de gatos de Postreadicción y me gustaron muchísimo, tanto por el fantástico trabajo como galletera de Julia como por el irresistible diseño de estos mininos. Así que decidí repetirlos con el mismo dibujo pero cambiando su textura.
Hice la masa, corté los gatos, los horneé, los cubrí con icing marfil y los puse a secar en mi nuevo deshidratador.
Para dotar de una textura determinada al icing hay que tener en cuenta dos cosas fundamentales: el elemento y el instrumento.
1. El elemento es el producto que estamos aplicando a la galleta: icing, colorante, agua, vodka… En este caso, tras asegurarme de que el icing de base estaba absolutamente seco -no se puede dibujar con pincel sobre una galleta húmeda o el resultado será catastrófico- mezclé mis colores directamente con un poco de vodka. Pero en lugar de agitar muy bien, permití que la mezcla quedase poco uniforme y más bien con exceso de líquido.
NOTA: Para pintar con colorantes debemos añadir siempre algún medio líquido que, al evaporarse, hará que el color quede fijado a la galleta. Si utilizásemos los colorantes directamente como salen del bote no se nos secarían jamás. Bueno, al menos en una semana seguro que no; comprobado.
2. El instrumento es la herramienta que utilizamos para cada textura: pinceles, trapos, punzones, agujas, ¡hasta el dedo!
Para estos gatitos, empleé un pincel que en realidad es una esponja. Lo compré hace mucho por $1, lo estrené con mis galletas del Dia de la Tierra y hoy por hoy me sigue encantando pintar con él. Simplemente deslizando el pincel sobre mi icing, dando tres o cuatro pasadas siempre en el mismo sentido, encontré este precioso efecto que recuerda al granito.
Luego añadí algunos detalles dorados, en un tono oro viejo, usando en algunos casos una plantilla o stencil.
Y por último, con pintura en gel de color negro -una vez más, mezclada con vodka- tracé los detalles de la cara, patitas y rabo siguiendo el diseño de los gatos de Postreadicción.
Por último, añadí unos cuantos ovillos de lana. Porque como todo el mundo sabe, un ovillo de galleta es el juguete favoritos de los gatos de galleta.
Sólo una vez he tenido una mascota, el fantástico gato Puppi. Un tipo singular y un personaje inolvidable. Gracias a él, puedo decirlo: ¡me encantan los gatos!