Hoy comenzamos la semana con una receta de siempre, sencilla y rica, no todos los días tenemos por qué complicarnos la vida con platos muy elaborados. En ésta ocasión se trata de una carne estofada, en concreto de un morcillo de ternera, hecha a fuego lento con muy pocos ingredientes y que resulta una autentica delicia, melosa gracias a la gelatina que contiene, y que hace que se deshaga en la boca.
Si tenéis la posibilidad de cocinarlo en una cazuela de hierro colado tipo cocotte, descubriréis el placer de cocinar de una forma tradicional, sana y natural, como lo hacían nuestras abuelas, tan sólo tendréis que dedicarle el tiempo justo para sofreir las cebollas y saltear la carne, el resto lo hará el chup-chup a fuego lento.
El morcillo esta muy implantado en nuestra gastronomía, dependiendo de la zona geográfica también se conoce como jarrete o zancarrón, se cocina de múltiples fornas, y casi siempre acompañado con hortalizas. No obstante, hoy os propongo éste morcillo estofado tan solo con cebollas que le dan una suavidad y una delicadeza muy especial a la carne.
A mis hijos y a mi nos encanta así, sin duda es un plato fácil de preparar que gustará a todos y que no supone ningún esfuerzo preparar..
MORCILLO DE TERNERA ENCEBOLLADO
Ingredientes:
1 Kg. Morcillo cortado en trozos grandes
3 Cebollas grandes
2 Dientes de ajo
Perejil fresco
1 Copa de brandy
1 Chorrito de soja
Sal
3 Cucharadas de aceite de oliva virgen
Pimienta negra molida
Pimienta negra en grano
Laurel
Elaboración:
Salpimentamos la carne, ponemos el aceite en la cazuela y cuando comience a humear la añadimos y sellamos bien por todos los lados. No amontonarla, es preferible hacer ésto en dos o tres tandas para que no baje la temperatura del aceite, se selle bien y evitar que la carne suelte sus jugos.
Mientras cortamos la cebolla en juliana y los ajos los picamos muy finos. Una vez dorada la carne retiramos a un plato y en ese mismo aceite ponemos las cebollas a pochar para que cojan todo el justo de los restos de la carne que hayan podido quedar en el fondo de la cazuela. Añadimos también los dientes de ajo, el laurel y unos granos de pimienta negra.
Cocinamos hasta que las cebollas se caramelicen y cojan un tono dorado. Añadimos el morcillo reservado, removemos bien y agregamos el brandy. Dejamos unos evaporar el alcohol un par de minutos. incorporamos entonces un poco de agua.
Tapamos y cocinamos durante tres horas aproximadamente a fuego lento, comprobando de vez en cuando que no se nos consume el líquido y añadiendo un poco de agua si hiciese falta. Quince minutos antes de terminar la cocción, si hiciese falta, condimentamos con un poquito de salsa de soja y terminamos la cocción.