Llega el otoño con su paso lento, ha venido de golpe, sin timidez, se ha colado en Málaga, donde el azul intenso ha dejado paso a las nubes y el gris impera en nuestro cielo, los días se hacen más cortos.
El otoño nos regala el viento, nos anima a desempolvar la ropa de invierno; jerseys, chaquetas, rebecas vuelven a la calle, las prendas livianas se despiden hasta el próximo año.
Los árboles visten sus nuevas galas, mudan su piel, también han cambiado, se han teñido de verde caduco, de amarillos, ocres y las hojas secas caidas se han extendido por las calles, poniendo a nuestros pies alfombras marrones, secas y crujientes que se resblandecen con el rocío de la mañana o con las gotas de lluvia.
Tambien se cuela en Mi cocina, el otoño llega con productos de las Huertas malagueñas, las alcachofas, los chicharos, las habas??por lo que no me puedo resistir a preparar unas berzas, como las que ayer disfrutamos con los primeros guisantes y habas de la temporada (AQUI tienen la receta)....
tambien llegan los productos del bosque: acerolas, madroños, también setas?? y es que mi tierra, no sólo es playa y sol, nuestra provincia también es rica en bosques.
Me encantan los madroños y cada año suelo comprarlos, comerlos sólos, ensartados en cañas o en esaladas....
Y las acerolas....¿no la conocen? Mi suegro me las trae y en ésta foto, entre sus dedos les muestro un ejemplar:
La acerola es una baya o fruta muy parecida en forma a la manzana pero del tamaño de una cereza; nace del árbol llamado acerolo. De color exterior rojizo cuando la abrimos tiene un color amarillento y tres pepitas en su interior.
Además de poseer un olor dulzón y sabor agridulce característico, más bien ácido, aunque no en exceso si está maduro, con un toque muy sabroso.
Al ser pequeñita y tener las Semillas gruesas, tiene poca pulpa una sóla acerola, pero en cambio tiene una gran cantidad de propiedades para nuestra salud (20 veces más vitamina C que las naranjas, por ejemplo).
En cuanto a las setas, no soy una experta en absoluto, no soy ?micólogo?, pero me gustan muchísimo, no pierdo la oportunidad de prepararlas en casa.
Nunca he ido a recoger setas al monte, siempre me he limitado a disfrutar del paisaje, pasear por el bosque (adoro la Sierra de las Nieves), aspirar sus aromas, deleitarme con las vistas de las montañas, de sus arboledas, pinares, castaños, que regalan sus hojas, haciendo alfombras húmedas y cálidas donde viven las setas.
En el Mercado Central malagueño, El Atarazanas, hay puestos donde venden todo tipo de setas; una de las que suelo comprar, son los níscalos?.
una de mis recetas con pasas y piñones la publiqué no hace mucho (AQUI podrán ver la receta)?..
En ésta ocasión la receta es más simple, pero no menos sabrosa, dándole un "toque" especial el vino blanco....
¿Como las hice?
Limpiar bien las setas, con un paño húmedo, eliminando toda la tierra.
Sazonar al gusto.
En una sartén echar un aceite de oliva virgen extra (a ser posible malagueño) y echar las setas cortadas en varios trozos y dejar que se vayan haciendo a fuego lento.
Añadir a media cocción uno o dos ajitos picados y remover.
Cuando estén doraditas, echar un chorreoncito de vino blanco (he usado un Rueda), remover y dejar reducir.
Al emplatar, agregar perejil picado.
Consejo:
Limpiar las setas con un trapo húmedo aunque sea más laborioso. Dicen los entendidos que limpiarlas bajo el chorro del grifo es prácticamente un sacrilegio.
Y transmitirles lo que me dijo el tendero cuando les dije que tenían demasiado verdín: Sra. cuanto más verde estén, más ricas están....¿?
Y como cada viernes, deseándoles un buen fin de semana, les pido: disfruten de Málaga, de sus bosques, de su cultura, de su gastronomía.......
Fuente: este post proviene de Blog de Mi Cocina Carmen Rosa, donde puedes consultar el contenido original.
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