Como casi todos los guisos, evoluciona fantásticamente durante horas después.
Ingredientes:
500 gr. de costillas de cerdo adobadas.
800 gr. de patatas.
1 cebolla.
1 pimiento rojo.
1/2 vaso de jerez seco.
unas rodajas de chorizo.
laurel, aceite y sal.
Separamos las costillas de cerdo en unidades y las ponemos a freír en una cazuela con 3 cucharadas de aceite. Cuando estén doradas por fuera, las remojamos con el vino de jerez y dejamos que reduzca a seco.
Agregamos a la cazuela la cebolla y el pimiento rojo cortados pequeñitos y lo estofamos todo junto durante unos minutos. Después añadimos las hojas de laurel y agua hasta cubrir las costillas, tapamos la cazuela y dejamos que cueza suavemente durante 1 hora.
Incorporamos a la cazuela las patatas cascadas en trozos grandes, el chorizo en rodajas, sal, y suficiente agua para que las patatas queden casi cubiertas.
Dejamos cocer todo junto a fuego lento durante 1 hora más o hasta que veamos que la carne de las costillas empieza a separarse del hueso.
Servir bien caliente y, si tenéis la suerte de que sobre algo, al día siguiente está mucho mejor.