La pechuga del pollo, es una de las carnes que menos grasa tienen, por lo que está recomendada para dietas de pérdida de peso y otras que limitan la ingesta de grasas. Es una carne un poco insípida por lo que es conveniente cocinarla con algún tipo de salsa que acreciente su sabor. En esta receta he buscado la sencillez y la eficacia para lograr unas pechugas sabrosas, que acompañadas de una ensalada conforman un plato bastante completo.
Para los amantes del pollo, que muchas veces no saben que hacer con las pechugas como es mi caso.
Siempre estoy investigando como hacerlas, porque a la plancha, si están ricas pero la verdad no siempre apetece comerlas de esta manera. En este caso fijaros que receta tan sencilla y que buen resultado se obtiene, con el jamón, el queso y gratinadas resultan una exquisitez.
Ingredientes para 4 personas:
4 pechugas de pollo (de unos 100 gr cada una)
sal
pimienta negra
40 gr de mantequilla
2 cucharadas de aceite de oliva
75 gr de jamón serrano en lonchas finas
50 gr de queso rallado (palmesano, mezcla de quesos, etc)
5 cucharadas de caldo de pollo
Preparación:
Salpimentar las pechugas.
Precalentar el horno a 180 grados centígrados.
Calentar la mantequilla y el aceite en una sartén y freír despacio las pechugas dos o tres minutos por cada lado.
Pasarlas a una fuente apta para horno en la que quepan en una sola capa.
Cubrir cada pechuga con una loncha de jamón, cortada para que no sobresalga y quede de la misma medida que la pechuga.
Espolvorear bien con el queso rallado.
Echar el caldo en la sartén y y remover para que se incorporen los jugos que han dejado las pechugas al freírse, dejar que hierva y regar con este caldo las pechugas.
Hornear durante 10 minutos para que se funda el queso y se mezclen los sabores.
Servir acompañado de una ensalada.