Sonrisa. ¡Qué tenga un buen día!
Sonrisa. ¡Aquí tiene su café!
Y así todo el día
Caras, caras, caras y más caras
Estudiante. Trabajando para pagarse los estudios. Aún tenía suerte
Chico guapo sentado en una mesa. Aún no ha pedido nada. Me acaba de sonreír. ¿Café me ha dicho? ¡No te distraigas! Es guapo. Con lo fea que estoy con este gorrito verde...
Se acerca, se acerca
Sonrisa. Buenos días. ¿Qué te pongo?. Parece tímido. Es guapo
Al día siguiente, tres horas y un café
Le resultó un poco incómodo, pero era guapo
Al tercer día, a la hora del cierre, creyó verlo en la cera de enfrente. Se fue con su compañera en coche. Una pequeña alarma se instaló en ella
A la semana siguiente, ya no vino a la cafetería. Se sintió decepcionada y aliviada a partes iguales. ¡Era tan guapo, en fin!
Casi se había olvidado de él cuando lo vio comiendo solo en el mismo restaurante en el que estava celebrando su veinte cumpleaños con su familia. Se lo contó a su hermana. ¿Qué te está siguiendo? ¡No flipes! ¡Lígatelo, es guapísimo!
Tres de la madrugada, vuelta a casa. Se lo había pasado genial
Hubiera pedido que la acompañaran pero necesitaba aire fresco. Caminar le sentaría bien. La última copa no se la tendría que haber tomado
Tres calles y tumbarse en su cama. Esperaba que su madre no estuviera despierta
Pasos detrás de ella. Un sábado noche es lo normal
Los pasos siguen detrás de ella. Se cambia de acera. Los pasos la siguen. Otra vez aquella alarma dentro de ella
Nunca camines por la acera si crees que estás en peligro. Debes hacerlo por el medio de la calle. Lo había leído en un libro de suspense, que tanto le gustaban
Nunca debes gritar socorro. La gente no acudirá
Debes caminar en medio de la calle y gritar "fuego, fuego, fuego". La gente saldrá enseguida y avisará a la policía, a los bomberos. Solo lo hacen cuando creen que pueden estar ellos en peligro
Empieza a camina en medio de la calle. No se atreve a girarse. No se atreve a gritar
Agarra fuerte el bolso con una mano, la otra empieza a rebuscar intentando encontrar las llaves
Las llaves. Debe tener las llaves en la mano cuando llegue a su porteria
Ya ve su portal. Las llaves en la mano. La voz no le sale. No es capaz de articular palabra
Los pasos que la siguen están cada vez más cerca
Llave en la cerradura, sin dudar. Abrir. Empujar. Cerrar.
Las piernas le fallan. Recuesta todo su cuerpo en la puerta
Solo oye el golpeteo de su corazón
El subconsciente le ha jugado una mala pasada. ¡Qué tonta!
Un golpe seco desde fuera la hace separarse de la puerta, girarse y encogerse, agarrando fuerte el bolso
Una silueta y una cara pegada a los cristales
Una cara llena de rabia y de oportunidad perdida
¡Qué guapo es!
Auténtico postre de goloso
INGREDIENTES
4 peras
1 vaina de vainilla
100 g de chocolate negro
2 cucharadas de azúcar
1 nuez de mantequilla
El zumo de medio limón
1 cucharada de ralladura de naranja
ELABORACIÓN
Pelar las peras. Partirlas por la mitad. Quitar el corazón
Reservarlas en un bol rociadas con el zumo de limón
Cortar la vaina de vainilla a lo largo y después a lo ancho
Cortar cuatro trazos de papel de aluminio (puede ser también de horno)
Poner dos mitades de peras en cada uno, con el corte hacia arriba
Poner una onza de chocolate en el hueco de cada mitad de pera
Añadir un poco de mantequilla
Espolvorear media cucharada de azúcar por encima
Espolvorear ralladura de naranja por encima
En una de las mitades de cada paquetito, pinchar un trocito de vaina de vainilla, simulando el rabo de la pera
Cerrar los papeles llevando cada punta hacia el centro. Cómo si fuera un paquete bien cerrado
Seguir el mismo proceso con los 3 paquetes restantes
Colocarlos en el cestillo del vapor y este en la cubeta con agua al fondo
Tapar la olla
Menú cocina 20 minutos, válvula cerrada
Dejar despresurizar
Lo he hecho en dos tandas de dos paquetes cada vez
Receta adaptada de la revista #cocinalecturas nº 107 pág.114