Nuestra protagonista, abandonada por su marido el día de su veinticinco aniversario de boda, se encuentra mejor que nunca
Ha recuperado pequeños placeres y ha recuperado aquello de reírse a carcajadas con sus amigas
Amigas con las que ya no se veía tanto por aquello de que la vida va demasiado rápido y es más fácil encontrar excusas que reencontrarse con amistades de toda la vida. Sabes que están ahí, pero nadie tiene un rato para comer, para pasear, para tomar un café
Pues ella se ha reencontrado con esas tres o cuatro amigas de siempre
Come con ellas, van al cine, disfrutan de meriendas y de risas. Recuerdan
Tener cincuenta años hoy en día no significa nada
Se sienten bien, se gustan, se miman y se quieren a ellas mis mismas como nunca se habían querido antes
Nuestra protagonista ha recuperado aquella alegría de compartir, de hablar por hablar de mil cosas. Mil cosas sin importancia o igual de profundas
Hablan de hombres, se vuelven pícaras
Ella se casó con su primer novio. Sobre sexo solo sabe lo que aprendieron juntos
No sabe si es poco o mucho, bueno o malo
En las conversaciones que mantiene sobre estos temas con sus amigas poco puede aportar, se ríe pero a veces entrevé cosas, palabras que algunas de ellas intercambian que no acaba de entender
Un día se atreve a preguntar. "Hija, que cuando me quiero dar una alegría para el cuerpo, un chico guapo me la da"
¿Es lo que ha entendido? ¿Un gigoló, un boy...un prostituto?
¡No puede ser! ¡Imposible!
No sigue preguntando por miedo a que sea lo que primero le ha venido a la cabeza
Una vez en su casa, nuestra protagonista, no se puede quitar la idea de la cabeza
Si es eso lo que hacen algunas de sus amigas, le da vergüenza, ella sería incapaz de hacerlo, menuda vergüenza y sin necesidad
¿Pagar por sexo? ¡Madre del amor hermoso! ¡Están locas de remate!
Y sigue sin poder quitarse la idea de la cabeza
Antes de que se vuelva a atrever a sacar el tema a su amiga de más confianza, pasa una semana
Su amiga se lo confirma. "Claro, hija, yo te explico, que no es tan tremendo. Son chicos guapos, educados, amables, que te acompañan a cenar, a una fiesta y acaba como tu quieras. En tu casa, en un hotel. Todo muy discreto, hija. Hay que estar preparada para la vida moderna"
Pasada la estupefacción inicial, solo tiene preguntas y más preguntas. "Es por curiosidad, no vayas a pensar que yo haría una cosa así, por dios"
Y le aclaró todas sus dudas.
"Cualquier día de estos, te llamo y te vienes. Yo me encargo"
¡Por dios!
Van pasando las semanas y nuestra protagonista sigue con su vida de siempre
Amigas, cines, cenas, cafés, lecturas. Esos son sus caprichos. Tiene la vida resuelta en el aspecto económico y no necesita grandes lujos
Una llamada de su amiga y sin pensárselo dice que si. "Por dios, que estoy haciendo"
Y nuestra amiga ya no solo se ha reencontrado con pequeños placeres cotidianos, sino que ha descubierto el placer más importante
El placer con mayúsculas
¡Por dios, qué barbaridad!
INGREDIENTES
1 rabo de ternera cortado a trozos
2 tomates
2 dientes de ajo
1 pimiento rojo
250 ml de vino
Aceite
Harina
1 rebanada de pan
Sal
Pimienta
1 hoja de laurel
Agua
ELABORACIÓN
Cortar el pimiento en cuadrados
Picar los ajos
Pelar y quitar las pepitas de los tomates
Cortar los tomates en cuadrados
Enharinar los trozos de rabo
En la cubeta poner medio cubilete de aceite
Menú Cocina
Cuando el aceite esté caliente, dorar el rabo por todos los lados
Cancelar menú
Añadir la mitad del vino
Añadir agua hasta cubrir la carne
Menú Cocina 15 minutos con tapa y válvula cerrada
Dejar despresurizar sola
Colar el caldo y reservar tanto la carne como el caldo
Limpiar la cubeta o bien en otra
Poner un poco de aceite
Menú cocina
Freír el pimiento
Añadir el ajo, sofreír
Añadir la rebanada de pan
Ir removiendo
Cuando todo esté bien pochadito, añadir el resto del vino, la hoja de laurel
Espolvorear pimienta
Dejar que se evapore el alcohol 2-3 minutos
Triturar el sofrito
Volver a poner el sofrito en la cubeta
Añadir la carne y caldo al gusto
Menú Cocina
Dejar reducir y espesar al gusto
Rectificar de sal
Receta adaptada de Cuinant