¿No os parece bonito? Es lo mágico que tiene la cocina. Es parte de la herencia que recibimos de nuestros padres. De pequeña había muchísimos platos de mi madre que ni siquiera me dignaba a probar. Éste era uno de ellos. Y muchos años después, ahora soy yo quien le pide a mi madre un buen táper de picadillo cada vez que voy a visitarla.
Siempre me sabe mejor el que prepara ella, cómo no, pero para esas ocasiones en que me apetece y no la tengo cerca, la receta me viene genial (después de haberle llamado por teléfono unas veinte veces para preguntársela con tal de no apuntarla en papel). :)
Ingredientes:
2 pimientos verdes
2 tomates
1 cebolleta
Aceite de oliva
Sal
Vinagre
Elaboración:
Asamos los pimientos y los tomates en el horno 45 minutos a 200º. Una vez los tengamos, dejamos enfriar. Cuando estén frios, les quitamos la piel y las pepitas, y cortamos en tiras. Añadimos la cebolleta picada y aliñamos.