Dicen que cocinar es invertir tu tiempo para hacer algo con tus manos para luego ofrecerlo a otra persona, en definitiva cocinar es una muestra de amor y de generosidad.
Me han preguntado en más de una ocasión que si todo lo que publico en Mi Cocina lo he hecho yo…..Lo que suelo contestar con total rotundidad es que sí, que aunque parezca increíble, absolutamente todas las recetas que encontrarán en el blog (más de 1.350 platos) las he cocinado, preparado y por supuesto degustado.
Y la siguiente pregunta ¿Y te da tiempo a cocinar?. A veces a duras penas, me resulta casi imposible planear mi día a día, mi vida a veces es imprevisible: mis responsabilidades, la familia, la casa (algún día comentaré cuantas puertas, cuantas escaleras y ventanas tiene mi casa, de momento sólo comentaré que son cuatro plantas), las obligaciones, la vida en sí…..es complicado para mi muchísimas veces sacar más tiempo al día, éste sólo tiene 24 horas.
Pero para cocinar, me las ingenio diariamente a la perfección, todo es la práctica, independientemente de que, como siempre me han dicho, soy una "mari nervios"...no estoy quieta un momento. Hay veces que en una hora preparo almuerzo, cena…e incluso dejo listo algún bizcocho o masa para croquetas. Cocinar es una obligación que hago con gusto, con placer y pasión.
Ahora bien, cuando más disfruto con la cocina es en las ocasiones que invitamos a amigos, familiares e incluso conocidos a los que nos gusta agasajar y con los que pasar un buen rato. Me encanta ser anfitriona, atender a mis invitados, para los que procuro por todos los medios saber sus gustos y preferencias.
Es vital para mi tenerlo todo listo para cuando llegan a casa, hacerles partícipes de mi cocina real, intentando que disfruten al máximo no sólo de nuestra compañía sino también de la comida; para ello tengo por norma dejar toda la comida preparada o para darle los últimos toques, ya sea un almuerzo o una cena, a fin de hacerles sentir que su compañía es lo importante, por lo que pienso siempre en platos que me permitan una elaboración previa y no de último momento.
Aunque hay que tener en cuenta y es totalmente cierto lo que nos indica un antiguo y sabio refrán que dice así : los invitados deben esperar la comida , no la comida a los invitados.
Quizás ésta receta de hoy es ideal para ésas ocasiones, por ser hecho al horno y se puede calcular por lo tanto el tiempo más o menos, también porque se puede servir un picantón por comensal, independientemente de que el resultado es delicioso, espectacular y por qué no decirlo, elegante….
y sobre todo porque no requiere mucho tiempo para dedicarle a la cocina. Incluso para cuando no se tienen invitados y se necesita tiempo… ¿No creen?
¿Cómo lo hice?
Ingredientes para dos comensales:
Dos pollitos picantón, un diente de ajo, seis cucharadas soperas de aceite de sésamo (se vende en tiendas especializadas en comida oriental e incluso en cualquier supermercado), seis cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra, una cucharada pequeña de jengibre rallado (puede servir jengibre en polvo, dará un sabor más suave que el natural), seis cucharadas soperas de salsa de soja, cinco granos de pimienta negra, cuatro cucharadas soperas de miel y una cucharadita de café de sal (hay que tener en cuenta que la soja ya aporta el aroma salado).
Los pasos a seguir:
En un mortero echar el diente de ajo, la pimienta, el azúcar y el jengibre, majar hasta que quede una pasta lo más fina posible.
En un recipiente echar la miel, el aceite de sésamo, de oliva y la soja removiendo bien de forma que queden todos los ingredientes queden bien integrados.
Incorporar el majaillo mezclándolo con los líquidos.
Colocar los pollitos en un recipiente especial para hornear, untarlos por todos lados por igual con la mezcla preparada, taparla con papel film y dejarla macerar en el frigorífico de un día para otro (la tuve marinando unas 24 horas, aunque con unas cuantas horas es suficiente).
Al día siguiente:
Sacar la fuente del frigorífico, quitar el papel film y dejarla atemperar, mientras precalentar el horno a 200º C.
Una vez el horno caliente (calor arriba y abajo), bajarlo a 180º C, introducir el recipiente con los pollos con la parte de las pechugas hacia arriba y hornear durante una media hora aproximadamente, dándole la vuelta y dejarlos hacer otra media hora; de vez en cuando ir regándola con la mezcla de la salsa, hasta que tome el color dorado. Los últimos diez minutos dejarlos hacer con la pechuga hacia arriba.
Sacar los pollos de la fuente de hornear, pasarlos al plato donde se vaya a servir y salsear al gusto…..
Suelo acompañarlos con patatas al horno con mantequilla de ajo y perejil o un sencillo puré de patatas, verduras variadas al vapor y panecillos recién hechos.
Ponemos la mesa, la comida está encaminada, escuchamos el agua fluir de la pequeña fuente, una agradable y suave música de fondo……