Como ya os dijimos hace un par de entradas (en la correspondiente al “Porridge de avena”), nuestra alimentación ha cambiado, dando mucho protagonismo a la fruta, los vegetales (tanto cocinados como crudos) y a las legumbres mientras se lo quitamos a las carnes rojas, los azúcares y se lo reducimos a las carnes blancas y el pescado.
Hoy, os queremos hablar de un ingrediente que hemos conseguido eliminar casi en su totalidad de nuestra dieta, un auténtico enemigo silencioso, las harinas refinadas que encontramos en la mayoría de las galletas industriales, pan blanco, pastas, masas de pizza y bollería.
Os preguntaréis ¿por qué son malas las harinas refinadas? Muy sencillo, estas harinas contienen un alto índice glucémico, es decir, que pueden elevar el índice de azúcar en nuestra sangre, produciendo sobrepeso, riesgo de diabetes, dificultan la digestión y están relacionadas con ciertas enfermedad cardio circulatorias. Si a todo esto le sumamos que no sacian tenemos el cóctel perfecto para dejarlas de lado.
Como queremos continuar disfrutando tanto en la cocina como en la mesa, hoy os vamos a proponer una pizza vegetariana cargada de sabor y con una masa elaborada sin harinas refinadas. Para ello, cruzaremos el Mediterráneo y nos iremos hasta Grecia para acercaros una “Pizza griega con berenjena y queso feta”.
Para hacer dos raciones de esta deliciosa “Pizza griega con berenjena y queso feta”, necesitaremos los siguientes ingredientes:
270 g de harina de espelta
120 g de agua tibia
10 g de levadura fresca
3 cucharadas de aceite de oliva
1 cucharadilla de sal
1/2 berenjena grande
12 tomates Cherry
20 aceitunas negras
100 g de queso feta
1 yogur natural
1/2 pepino
Sal, pimienta
Aceite de oliva virgen extra
Empezaremos a hacer la masa de pizza, para ello, mezclaremos en un bol grande la harina de espelta, el agua tibia, la levadura, la cucharilla de sal y el aceite de oliva, y haremos hasta conseguir una masa uniforme que no se pegue en las manos. Una vez la obtengamos, le pondremos un paño encima y dejaremos que repose y leve unos 45 minutos como mínimo.
Pasado este tiempo, empezaremos a preparar el relleno de la pizza. Para ello, cortaremos la berenjena a dados más o menos pequeños y los pondremos a cocinar en una sartén untada de aceite. Iremos removiendo de vez en cuando para evitar que se peguen y quemen hasta que veamos que están tiernos y con color tostado. Cuando lo consigamos, los reservaremos.
A continuación, cortaremos los tomates Cherry a cuartos y las aceitunas negras a rodajas (podemos sacar unas 4 de cada una). Reservaremos en un bol pequeño tanto el tomate como las aceitunas.
Llegados a este punto, cogeremos la masa de la pizza y la estiraremos sobre la encimera de la cocina, la cual estará espolvoreada con harina de espelta. Una vez tenga la forma que queramos, pondremos la masa sobre un papel de cocina y este en la reja del horno.
En este momento, pondremos a calentar el horno, a 200 grados con calor sólo por abajo. Mientras calienta, procederemos a distribuir uniformemente sobre la masa, primero los dados de berenjena y después los tomates Cherry y las ruedas de aceituna. Finalmente, añadiremos el queso de cabra desmenuzado a mano por la superficie de la pizza.
Cuando el horno esté caliente, pondremos la pizza en posición y dejaremos que se cocine durante unos 15 minutos.
Mientras la pizza está en el horno, aprovecharemos para preparar una salsa tzatziki para acompañar. Para ello, pelaremos el pepino y lo cortaremos a dados muy pequeños (incluso podéis rallarlo), lo pondremos en un bol con una pizca de sal, un yogur, medio limón, una pizca de pimienta molida y un chorrito de aceite de oliva, y lo mezclaremos todo.
Una vez la pizza esté cocinada, la sacaremos el horno y esparciremos nuestra tzatziki por encima, tal que así:
Una pizza griega de berenjena, queso feta y su tzatziki casera
¡Buen provecho! Y a disfrutar de la alimentación sana.