Desde que me di cuenta que algunas florecitas de mi limonero habían perdido los pétalos y lo que quedaba se estaba hinchando sospechosamente supe que ese arbolito me iba a dar muchas alegrías a mi que me chiflan los limones. De eso hará unos 3 meses, algunos limones están ahí creciendo, todavía pequeñísimos y de color verde lagartija. Vamos, que si yo pensaba que esto era empezar a recoger limones como posesa en cuestión de pocas semanas… ¡nanai! La crecida de los limoncitos está siendo como la gestación de un elefante. Por ahora, el que va más adelantado, tendrá como unos 5 centímetros de largo. Yo voy por la calle y veo limoneros atiborrados de limones listos para ser recogidos (que me asaltan instintos cleptómanos, pero esto que quede entre nosotros) y en cambio los míos ahí están, haciéndose de rogar… ¡Ay, la vida del “payés urbano” qué dura es!
De todas formas, mientras ejercito mi paciencia a fuerza de esperar la maduración de los limones, la frutería me queda a 10 minutos andando desde casa jejeje…
Este sábado quise hacer un regalo especial a mi padre. A él sé que llevarle un dulce casero es caballo ganador y si además sabe que he dedicado un tiempo en hacerlo expresamente para él y en llevárselo, el bizcocho se convierte automáticamente en el mejor de los regalos. Cuando se lo llevé todavía estaba un puntito caliente por el centro. Lo probamos todos juntos en la mesa a media tarde, acompañado de café o de vino dulce y creo que todavía se están relamiendo. Además el olor que me dejó en toda la casa tras sacarlo del horno duró todo el fin de semana.
Este bizcocho, que saqué del libro que me regalaron de Bea Roque (El rincón de Bea: delicias para compartir) es exactamente lo que dice en el título del libro: una delicia.
Como siempre, hice una pequeña adaptación bajándole la cantidad de azúcar en un cuarta parte. Esto es algo muy personal. Las personas con quien comparto mesa normalmente y yo no tomamos demasiado azúcar habitualmente y sé que si rebajo la cantidad de azúcar de la receta entre 1/4 y 1/3 nos gustará más.
En este caso, con esta adaptación, nos encantó a todos. Queda tiernísimo, con un sabor espectacular en el punto justo de limón y una jugosidad excepcional. Creo que voy a sacarle provecho a este libro ;)
Pound cake de limón y queso crema
175 grs. de mantequilla a temperatura ambiente
100 grs. de queso Philadelphia
150 grs. de azúcar blanquilla
3 huevos
175 grs. de harina floja*
50 grs. de almidón de maíz
1 cdta. de levadura química (Royal en polvo)
1/4 cdta. de sal
Ralladura de 1 limón
* Con la harina de repostería de El Amasadero os quedará un bizcocho esponjoso y tierno como el que enseño en estas fotos
Precalentamos el horno a 175ºC y engrasamos con un poco de aceite o mantequilla el molde. A mi me dio la masa para preparar dos bizcochos pequeños en molde de 450 ml. (medida del molde 18*9 cms)
Tamizamos la harina, el almidón de maíz, la levadura y la sal
Batimos la mantequilla y el queso crema hasta que estén muy bien mezclados. Añadimos el azúcar y seguimos batiendo hasta que esté muy bien incorporado. Quedará una masa de color amarillo pálido y sin grumos de azúcar.
Incorporamos los huevos uno a uno batiendo a velocidad baja. Iremos batiendo la masa y hasta que no esté perfectamente mezclado un huevo no añadiremos el siguiente.
Añadimos la ralladura de limón
Mezclamos la harina en dos veces sin dejar de batir. Yo estuve batiendo la masa desde que empecé a echar harina hasta el final unos 10 minutos. La masa me quedó muy esponjosa y bastante densa
Vertemos la mezcla en los moldes y aplanamos la superficie
Horneamos durante 45-50 minutos (probamos el punto de cocción pinchando con un palillo)
Sacamos del horno los pound cakes, los dejamos enfriar en el molde durante 15 minutos, luego los desmoldamos y dejamos enfriar sobre una rejilla
A diferencia de otros bizcochos que he probado, éste pound cake está esponjoso y húmedo cuando aún está caliente, pasadas unas pocas horas e incluso al día siguiente. Ya no pude probar cómo aguantaba pasadas 48 horas porque se acabaron antes ;)