El rodaballo es un pescado semigraso que contiene muchas propiedades beneficiosas para la salud. Comer pescado es altamente recomendado en cualquier dieta o en cualquier mente sensata, pero el protagonista de hoy posee proteínas y aporta aminoácidos esenciales, así como un alto porcentaje en ácidos Omega 3, que ayudan a prevenir enfermedades cardiovasculares y degenerativas.
Y qué decir del azafrán, uno de nuestros productos estrella. Una especia en hebras mundialmente reconocida y que colorea cualquier guiso dotándolo de un aspecto único, irrepetible, sin patrañas colorantes ni gaitas. Así que hoy vamos a darle color a un día gris. ¡Mandiles arriba!
Ingredientes (2 personas)
1 rodaballo en filetes
Unas hebras de azafrán
1/2 vaso de vino blanco
1 vaso de caldo de pescado
1 cdita de Maicena (harina de maíz)
Sal y pimienta negra molida
Aceite de Oliva Virgen Extra
Unas hojas de rúcula aliñadas para acompañar
Tiempo: 20 minutos
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Pedimos a nuestro gentil pescadero que nos prepare y limpie el pescado para cocinarlo en casa. Eso sí, pedidle que os guarde las raspas y la cabeza (yo lo hago siempre que compro pescado) y así preparáis vuestro propio fumet de pescado. La diferencia se nota...
Precalentamos el horno a 180º con calor arriba y abajo.
Mientras el horno se calienta preparamos el caldo. Para ello ponemos en una olla con abundante agua los trozos restantes del pescado, un apio, un puerro y un poco de perejil (puedes añadirle cebolla, tomate...) Salpimentamos y dejamos que cueza durante 10 minutos.
Pasado el tiempo lo colamos bien y reservamos.
Disponemos el pescado en un bandeja de horno. Salpimentamos por ambas caras y rociamos con un poco de buen aceite de oliva Virgen Extra. Lo cocinamos en el horno durante 10-12 minutos.
Mientras tanto vertemos en una sartén el caldo colado, el vino blanco, las hebras de azafrán y un poco de Maicena diluida en medio vaso de caldo.
Dejamos reducir la salsa hasta que espese a nuestro gusto, removiendo frecuentemente.
Colocamos los lomos o filetes de rodaballo en un plato y salseamos con alegría, dejando que el bonito color amarillo gobierne nuestra vista. Terminamos acompañando con unas hojas de recula aliñadas con aceite, vinagre y sal.
¡Que aproveche, hitchcookian@s!