Cuando era niña, en casa de mis padres había algunas recetas que no faltaban, como el salmorejo, los boquerones en vinagre o las sardinas marinadas.
Me gustaba ayudar a mi madre cuando se ponía a preparar los boquerones en vinagre o las sardinas marinadas, porque así los dejaba reposar más tiempo en vinagre para que tuvieran más sabor.
Si os digo la verdad, me relaja limpiar estos pescados. La mecánica de quitar las espinas mientras escucho música me recuerda a esos momentos que pasaba con mi madre en la cocina.
Las sardinas marinadas es una receta veraniega de la gastronomía mediterránea, eso sí, en cada zona se elabora de una manera distinta. Hoy vamos a preparar este plato al estilo veneciano, añadiéndole al marinado pasas, piñones y canela, que le aportarán un toque aún más dulce.
Los ingredientes que vamos a necesitar para cuatro personas son:
Para el marinado:
100 ml de aceite de oliva virgen extra (aove)
250 g de cebollas
250 ml de vinagre
Para las sardinas:
500 g de sardinas
harina
aceite de girasol
Para decorar:
Pasas de Corinto (Opcional)
Piñones (Opcional)
Canela (Opcional)
La cebolla que vamos a utilizar es cebolla dulce porque es tierna, jugosa y con sabor suave, dulce y de escaso picor. Esto la hace ideal para esta receta. Además, es de las cebollas más digestivas.
Vamos a utilizar vinagre de Jerez. Con esta receta participo en el concurso #éxitosdelverano con Vinagre de Jerez que podéis consultar en www.vinagredejerez.org.
En cuanto a las sardinas, vamos a utilizar sardina Parrocha, que es más pequeña y, como aperitivo a mi parecer, quedan mejor.
Preparación:
Lo primero que vamos a hacer es preparar el marinado. Para ello, pelamos y cortamos las cebollas en rodajas muy finas y reservamos.
Vertemos el aceite de oliva en una sartén y lo ponemos al fuego. Cuando el aceite esté caliente, añadimos las cebollas y dejamos que se hagan a fuego lento hasta que se doren.
Esta receta es ideal para aumentar el hygge, ya que nos permite escuchar música o desconectar mientras miramos cómo la cebolla se va haciendo a fuego lento y disfrutamos de una copa de vino. Un momento de relax que se lo recomiendo a todo el mundo.
Vertemos el vinagre y cocinamos durante 5 minutos. Transcurrido ese tiempo, apartamos del fuego.
Ahora nos ponemos con las sardinas. Las limpiamos, descabezamos y les quitamos las vísceras. Las lavamos y secamos bien.
A continuación, las emborrizamos con harina ligeramente. Nos podemos ayudar de un tamiz o colador para eliminar el exceso de harina.
Calentamos el aceite en una sartén y preparamos una bandeja con papel de cocina. Cuando esté caliente, freímos las sardinas y, una vez doradas, las sacamos y las colocamos sobre el papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
Ya solo nos queda montar nuestra receta. Suelo elegir un recipiente de cristal con tapa porque me gusta que se vean las diferentes capas que la forman.
Comenzamos colocando una capa de sardinas y cubrimos con una capa de cebolla. Repetimos la operación hasta terminar con los ingredientes.
Si queremos añadirle pasas, piñones y canela, ahora es el momento. Y para finalizar, cubrimos con el líquido del marinado. Es importante que cubra las sardinas.
Dejamos reposar durante 24 horas, como mínimo, en lugar fresco. Yo lo suelo dejar enfriar y después lo reservo en la nevera.
Presentación:
En un plato colocamos unas sardinas y las acompañamos con un poco de cebolla, pasas y piñones. Decoramos con un poco de perejil picado.
En cuanto al maridaje, lo que mejor combina con esta receta es un prosseco italiano. Aunque, en esta ocasión, vamos a acompañar a nuestro plato con un vino blanco de aguja, ideal para el aperitivo ya que es fresco y ligero.
¡Bon appétit!