Unos años más tarde llegó el ordenador a mi casa y con él, la primera enciclopedia online, la "Encarta" se llamaba. Cuando mi padre me enseñó cómo funcionaba, dejé de usar la antigua, es inevitable rendirse a los avances! Eso sí, la enciclopedia roja sigue flamante en la librería y aunque hace años que nadie la utiliza, hemos sido incapaces de desprendernos de ella... ¡Qué cariño se coge a las cosas que nos recuerdan nuestra infancia...!
Hoy en día, nada de esto es necesario. Tenemos internet. La fuente de información más rápida y accesible que jamás pude imaginar. Cualquier cosa que necesito, la consulto en la red. Noticias, el tiempo, recetas, inspiración, trucos, historia, anécdotas, citas célebres... Los contenidos son infinitos!
La clave para acceder a todo ese conocimiento son los buscadores. Y las búsquedas que nosotros hagamos, y es que en internet se puede buscar de todo...Ya sabéis que al escribir en la barra de Google lo que quieres buscar, el propio buscador te ofrece opciones que otros usuarios han consultado... Pues mirad qué cosas tan raritas busca la gente:
Yo la primera la entiendo... aunque no sé qué es lo que buscan exactamente, pero bueno, quizá querían intimar con Google y comentarle sus aficiones para que el buscador les conozca mejor (;D) pero una cosa es intimar, y otra decirle al pobre Google "me gusta comer popó"... en fin, en esto de la gastronomía, hemos visto cosas raras, pero disculpadme, aquí esa receta no la vais a encontrar. Marranotes!!
En cambio, a continuación tenemos el caso contrario. Estás enfadado con el mundo, has tenido un mal día y decides contarle a Google lo mucho que odias cuando... pero resulta que hay muchas personas que odian cosas. Por ejemplo, matar a alguien y no saber qué hacer con el cadáver... es que es una situación de lo más incómoda verdad? Y qué me decís de lo molesto que es cuando el jacuzzi de tu jet privado no está a temperatura ambiente!? La de Goku, sin comentarios... No tienen desperdicio!
Y por último, la más inquietante de todas. Resulta que los asesinos en serie de las películas, también usan Google... Uff!!
Como para buscar estas cosas en una enciclopedia de las antiguas, verdad? En fin, tras este ratito de curiosidades, será mejor que entremos en materia con la receta de hoy.
Fácil, mucho. Rica no, lo siguiente. Una receta que probé en Sevilla y que desde entonces hago a menudo, porque nos encanta... Para aligerar la salsa carbonara, no uso nata (crema de leche), sino leche evaporada que es mucho más ligera, su sabor es estupendo y así no añadimos más grasa. Como siempre os digo a los salseros, el pan no debe faltar porque esta salsita está muy buena y vais a mojar el "currusco" como si no hubiera un mañana.
SOLOMILLITOS A LA CARBONARA
Ingredientes (para 2-3 personas):
1 solomillo de cerdo
1/2 cebolla
1 diente de ajo
4 lonchas de bacon
300 ml. de leche evaporada Ideal
aceite de oliva
sal
2-3 patatas medianas
Elaboración:
Vamos a comenzar picando la cebolla, las lonchas de bacon y el diente de ajo.
En una sartén amplia ponemos un chorrito de aceite (aproximadamente 4-5 cucharadas soperas) y cuando esté caliente ponemos la cebolla, el bacon y el ajo para que se vayan pochando, durante unos minutos hasta que la cebolla esté dorada.
Mientras tanto, cortamos el solomillo en rodajas del grosor que os gusten los medallones.
Cuando el sofrito de cebolla y bacon esté listo, retiramos de la sartén y reservamos.
En la misma sartén, aprovecho para cocinar los solomillos a la plancha, con un poquito de aceite. Primero una cara y luego la otra, y cuando ambas estén selladas, ponemos una pizca de sal en cada trocito de solomillo. Una vez estén al punto que nos interesa, retiramos de la sartén y reservamos, tapados, para que no pierdan calor.
Ahora vamos a preparar la salsa. Yo uso la misma sartén, porque me gusta aprovechar los jugos que haya podido soltar la carne (de ahí que la salsa sea oscurita), no obstante si preferís, podéis hacer el sofrito de cebolla y bacon, así como la salsa, en una sartén distinta a la que hayáis usado para los solomillitos (de esta forma os resultará una salsa más clarita). Ponemos en la sartén la cebolla y el bacon que habíamos reservado, junto con la leche evaporada, y dejamos hervir unos minutos a fuego moderado, hasta que la salsa haya espesado. Sazonamos con cuidado y comprobamos si está en su punto.
Simultáneamente preparamos las patatas fritas. Pelamos las patatas, las cortamos en daditos y las sazonamos. Luego las freímos en abundante aceite caliente y cuando estén doradas y listas, las ponemos en un escurridor para que suelten el aceite sobrante.
Montamos el plato para servir. Yo os propongo poner las patatas como base, una segunda capa de solomillitos y por último regar todo con la salsa. Aunque también podéis servirlo todo por separado para que cada uno se componga el plato a su gusto.
A tener en cuenta:
Podéis añadir queso rallado por encima a la hora de servir.
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