Esta es una de esas sopas que incorporarás a tus platos habituales porque está buenísima, queda vistosa y no resulta complicada de hacer.
Recuerda al borsh, sobre todo en su aspecto, por el color que le da la remolacha pero su sabor final es bastante distinto.
Ingredientes:
2 puerros.
2 ramas de apio.
2 zanahorias.
1 nabo.
1/2 cebolla.
1/2 coliflor.
2 remolachas cocidas.
Laurel y nuez moscada.
Aceite, sal y pimienta.
Queso crema.
Empezamos poniendo a cocer los puerros, el apio, el nabo y las zanahorias para hacer un buen caldo de verduras. Salamos ligeramente y dejamos hervir durante 40 – 60 minutos. Si lo dejamos más tiempo debemos tener la precaución de sacar las zanahorias para que no se ablanden en exceso. Colamos el caldo y reservamos por separado el caldo y las zanahorias.
En otra cazuela ponemos dos cucharadas de aceite suave de sabor y pochamos en el la cebolla bien picada. Cuando empiece a trasparentar, añadimos las zanahorias cortadas en cuadraditos, los arbolitos de coliflor (que ya tenemos preparados y limpios) y la nuez moscada recién rallada. Le damos unas vueltas a todo junto y añadimos el caldo que tenemos reservado.
Cuando comience a hervir de nuevo, añadimos las remolachas cortadas en cuatro y luego laminadas, una hoja de laurel y dejamos cocer a fuego suave durante veinte minutos más.
Mientras cuece nuestra sopa, batimos el queso cremoso, ayudándonos de un tenedor, con una pizca de sal y pimienta. Si lo encontramos demasiado denso, no todos estos quesos son iguales, podemos añadirle dos o tres cucharadas de leche.
Antes de servir los platos probamos la sopa y rectificamos de sal si fuera necesario.
Servimos añadiendo en el centro de cada plato una cucharada colmada de queso cremoso batido y servimos inmediatamente.