Pues la principal diferencia es que una persona vegana no consumen productos de origen animal pero algunos vegetarianos sí. Podríamos decir que el veganismo es un estilo de vida con una ética y unas creencias o ideas que defiende el medio ambiente.
Los veganos no consumen productos de origen animal así como productos producidos por animales. Por lo que en su dieta no están incluidos la carne, el pescado, los huevos, productos lácteos, miel, etc. Lo que sí podemos encontrar en su dieta es granos, fruta, frutos secos, semillas y verduras.
Sin embargo, los vegetarianos, aunque no comen carne, sí consumen productos que provienen de los animales o que se elaboran a partir de ellos, como por ejemplo, los huevos, los productos lácteos, la miel, etc.
A parte de veganos y vegetarianos, nos podemos encontrar con lacto-vegetarianos, ovo-vegetarianos, lacto-ovo-vegetarianos, pesco-vegetarianos, pollo-vegetarianos... Es todo un mundo en el que no voy a entrar a detallar por el momento.
La receta que he elegido para esta ocasión ha sido unos tallarines de calabacín con pesto de kale. ¿Me acompañáis a la cocina?
Los ingredientes que necesitamos para esta receta vegana para dos personas son:
Para los tallarines:
2 calabacines
1/2 cucharada de aceite de oliva virgen extra
Para la salsa de pesto:
100 g de col rizada (Kale)
100 g de anacardos crudos
1 diente de ajo
1 taza de aceite de oliva virgen extra
1/2 cucharadita de sal
Preparación:
Comenzamos haciendo la salsa y para ello, pelamos el diente de ajo y le quitamos la parte central. Limpiamos la col rizada quitando la costilla del centro y lavándola con agua fría. La escurrimos y la secamos completamente con ayuda de un papel de cocina y reservamos.
En un vaso de un procesador de alimentos ponemos los anacardos, el ajo y trituramos. Yo he aprovechado para estrenar mi nuevo procesador de alimentos KitchenAid.
A continuación, agregamos el kale y el aove y batimos hasta que quede una mezcla homogénea y cremosa.
Por último, añadimos las escamas de sal y mezclamos para que quede bien integrada. Reservamos en un tarrito.
Ahora nos ponemos con los tallarines. Lavamos y secamos bien los calabacines y cortamos los extremos. Para poder hacer los tallarines lo mejor es un sacapuntas de verduras. Una vez tengamos un calabacín terminado, hacemos lo mismo con el otro.
Vertemos el aove en una cacerola que ponemos al fuego, introducimos los tallarines y los cocinamos durante unos minutos. Este paso es opcional, también se puede comer sin cocinarlos.
Ya tenemos las salsa y los tallarines listos, ahora solo nos queda servirlos.
Presentación:
En un plato hondo colocamos los tallarines, con ayuda de unas pinzas y girando, le damos un efecto de montañita para que queda mejor visualmente. A continuación, rociamos los tallarines con la salsa. Para terminar, espolvoreamos un poco de albahaca por encima quedando listos para llevarlos a la mesa.
Si nos queda algo de pesto, se puede echar en unos cuencos y colocarlos en el centro de la mesa para que cada uno se sirva lo que quiera.
Con recetas como ésta, se aprende que comer sano no está reñido con el poder disfrutar de una buena comida. Además, comprobamos que la presentación de los platos también es importante, porque como dice el dicho, a veces comemos por los ojos.
En cuanto al maridaje, elegimos un vino blanco de Somontano del 2017 de Bodega Laus. Un vino luminoso de color amarillo limón con tonalidades verdosas, aroma a fruta tropical, con un toque dulce donde destacan los cítricos. Un vino joven y fresco que es ideal para acompañar a nuestra receta y degustarla en el jardín.
¿Qué os parece esta receta? A mí personalmente me ha sorprendido y es uno de esos platos que pienso preparar a mis amigos y a sus hijos.
Bon appétit!