Desde que se conoce la existencia del chocolate, éste, ha levantado pasiones por todo el mundo. Se dice que el dios azteca Quetzalcoat regaló a los hombres un árbol de cacao (kakaw en Nàhuatl), cuyo grano era de tal valor que se utilizaba de moneda y de él se elaboraba una bebida espesa conocida como xocoatl (literalmente, agua amarga). Se cree que los conquistadores españoles fueron los primeros europeos en probar la bebida de la que rápidamente se enamoraron e importaron a España y Portugal. dónde se transcribió su nombre como chocolate tras endulzarlo previamente con azúcar de caña y aromatizarlo con canela para adaptarlo a los paladares europeos.
De entre los productos traídos de las américas, sin duda, el chocolate fue el que más aceptación recibió y el que más rápidamente se propagó. Gustó tanto a los habitantes del Viejo Mundo que, durante siglos, se creyó el mito de que el chocolate era afrodisíaco. Hoy en día mucha gente sigue creyendo que dos onzas de chocolate pueden sustituir al sexo.
No sabemos si esta tarta llega a sustituir al sexo, pero sí que podemos afirmar que está de muerte y que sin duda es la guinda para cualquier fiesta, celebración o lo que surja...
Ingredientes
Para el bizcocho de cacao:
6 huevos.
235g de azúcar blanquilla.
200g de harina para repostería.
75g de cacao en polvo.
1 sobre de levadura en polvo.
Para la cobertura:
500ml de nata (crema de leche) para montar.
150g de azúcar blanquilla.
250g de chocolate negro.
100ml de agua.
6 hojas de gelatina.
Para las decoraciones de chocolate:
200g de cobertura de chocolate negro.
200g de cobertura de chocolate blanco.
Para el almíbar:
150g de azúcar blanquilla.
400ml de agua.
1 rama de canela.
La peladura de una naranja.
Licor (ron, grand manier, cointreau, anís...)
Para la trufa:
500ml de nata (crema de leche) para montar.
100g de azúcar blanquilla.
Cacao en polvo al gusto.
Elaboración:
El primer paso será elaborar el bizcocho de cacao. Para ello, batiremos con energía los 6 huevos con el azúcar hasta que hayan semimontado. Añadimos poco a poco la harina, el cacao y la levadura, todo ello tamizado, mezclándolo delicadamente con la ayuda de una varilla o una lengua pastelera haciendo movimientos envolventes de arriba a abajo. Consejo: Si el huevo está bien montado no hace falta utilizar levadura, pero nunca viene mal añadir aunque sea medio sobre por asegurar.
Untamos el molde que deseemos con mantequilla, ya sea rectangular, cuadrado o circular. Una vez enrasado bien todo el molde, hasta las esquinas, lo enharinamos. Que quede un capa muy fina de harina. De ésta forma, el bizcocho no se quedará pegado al molde, ni se nos romperá.
Llenamos 3/4 del molde con la masa y lo metemos a un horno ya precalentado a 180ºC durante 30 minutos. Dependiendo del grosor del molde este tiempo puede reducirse o aumentarse. Truco: cuando creas que el bizcocho está listo, clava un palillo o cuchillo en el centro. Si sale limpio, ¡ya está hecho!
En lo que el bizcocho se hace en el horno o enfría podemos elaborar el almíbar, el relleno y la cobertura:
Lo mejor de todo es empezar por el almíbar, pon los ingredientes al fuego y olvídate de ellos por 20 minutos. Luego, deja enfriar.
Para la cobertura, pon a rehidratar las hojas de gelatina con el agua fría. En una cazuela o puchero alto (va a crecer mucho), ponemos el azúcar con la nata (crema de leche) y el chocolate troceado. Opcionalmente puedes añadir un par de cucharadas de cacao en polvo. Deja hervir al menos 10 minutos a fuego medio-alto removiendo constántemente para que no se agarre. Transcurrido este tiempo baja el fuego, añade la gelatina y déjalo otros 5 minutos. Retira del fuego y ponlo a enfriar en la nevera. La temperatura ideal para utilizar este tipo de cobertura brillante es de 30ºC, mas caliente derretirá la trufa y más frío será imposible de utilizar, a parte de que gelificaría.
Puede que el relleno de trufa sea lo más fácil de esta receta después del almíbar. Pon a montar la nata (crema de leche) bien fría con el azúcar. Cuando esté a medio montar añade poco a poco el cacao en polvo, tamizado. Ponemos la trufa en una manga pastelera y dejamos enfriar en la nevera. Consejo: Si tienes tiempo, mete la nata (crema de leche) 15 minutos en el congelador. Cuanto más fría esté y mayor contenido en materia grasa tenga, antes montará y más estable será.
Desmoldamos el bizcocho y o cortamos horizontalmente en 3 pisos. Bañamos en almíbar las planchas de bizcocho, que quede bien empapado. Es el secreto para una tarta jugosa.
Con ayuda de la manga pastelera, vamos superponiendo capas de bizcocho y trufa hasta terminar con una plancha de bizcocho.
Situamos la tarta sobre una rejilla de horno con una bandeja bajo ella. Vertemos con cuidado la cobertura brillante de chocolate hasta cubrirla por completo. Enfriamos en nevera para que solidifique.
Puedes dejarla así, a mucha gente le encanta el efecto de este tipo de cobertura, lejos de la tradicional de chocolate con mantequilla. O puedes hacer unas decoraciones de chocolate derritiendo al baño maría diferentes tipos de éste. Sobre papel sulfurizado o papel para horno, con ayuda de manga pastelera, cuchara, palillos o los mismos dedos, hacemos las decoraciones: músicos, lágrimas, placas de dos chocolates... También podemos rallar la tableta con ayuda de un pelador para hacer virutas. Dejamos enfriar todo a temperatura ambiente antes de meterlo a la nevera para que termine de solidificar, así evitaremos que se derrita nada más ponerlo en la tarta. Y ya, tan solo queda decorar.
Receta: Xabier Sánchez Duro y Jon García