Lo que nos puede gustar a los blogueros un reto!! Y es que mis compañeros me entenderán cuando les diga que a través de los retos mi vida crece. Conozco nuevas recetas y sabores, nuevas culturas, nuevos países, tradiciones... y desde hoy, también voy a aprender un poquito sobre arte.
Y es que hoy tengo el privilegio de participar en un nuevo reto llamado CocinArte, creado por la compañera María Ayala del blog In my little kitchen.
De antemano el reto me encantó. La propuesta es que a partir de una obra de arte, debemos elaborar un plato basado en aquello que nos inspira.
A continuación os muestro los cuadros y la explicación del mismo, tal y cómo nos la facilitó María.
Comenzamos el Reto con este cuadro de Dante Gabriel Rossetti, miembro de la hermandad prerafaelita, movimiento totalmente desconocido en nuestro país. Os cuento aquí un poco del movimiento, del autor y del cuadro.
LA HERMANDAD PRERRAFAELITA
A mitades del siglo XIX, al inicio del reinado de la reina Victoria, la pintura inglesa está estancada en las convenciones académicas y se encuentra en un callejón sin salida creativo. En reacción, tres jóvenes estudiantes de la Royal Academy, Hunt, Millais y Rossetti, fundan la cofradía prerrafaelita.
Ambicionan crear una nueva pintura, refiriéndose ya no al Renacimiento, sino al arte medieval; aquel anterior a Rafael, libre y auténtico, siguiendo, para ello, los preceptos del influyente teórico victoriano, John Ruskin. Sus cuadros son coloridos, conllevan múltiples símbolos y referencias literarias, sensibles a la naturaleza y a las cuestiones sociales.
La cofradía se disuelve rápidamente, pero sus ideas siguen nutriendo la vanguardia inglesa, durante cerca de cincuenta años. La segunda generación, dominada por Edward Burne-Jones y William Morris, aplica los principios prerrafaelitas a la decoración, al mobiliario y a la ilustración de libros. Más allá de Inglaterra, en particular el universo de Burne-Jones, tendrá una profunda influencia en la corriente simbolista.
DANTE GABRIEL ROSSETTI
Las primeras grandes pinturas de Rossetti muestran algunas de las cualidades realistas del movimiento prerrafaelita temprano. Rossetti estuvo siempre más interesado en la parte medieval del movimiento que en la moderna. las críticas que en el año 1850 recibieron sus pinturas hicieron que se retirara de las exposiciones públicas y se dedicara sobre todo a las acuarelas, que podían venderse en privado
Estas tendencias se acrecentaron debido a ciertos acontecimientos de su vida privada, en particular por la muerte de su esposa, Elizabeth Siddal, quien se suicidó ingiriendo láudano después de dar a luz a un niño muerto. Rossetti cayó en la depresión y enterró la mayor parte de sus poemas inéditos en la tumba de su esposa, en el cementerio de Highgate. Idealizó su imagen como la Beatriz de Dante en un buen número de pinturas, como El sueño de Dante ante la muerte de su amada (1856) y en Beata Beatrix (1863), obra que marca el camino del pintor hacia una mayor ornamentación y simbolismo.
Su pintura influyó en el desarrollo del movimiento simbolista europeo.
EL CUADRO
“Venus Verticordia” (1864-1868, óleo sobre lienzo, 83 x 71 cm, Russell-Cotes Art Gallery and Museum, Bornemouth)
Además de pintor, Dante Gabriel Rossetti era poeta y a menudo, acompañaba sus cuadros de poemas escritos por él mismo. Esta es una de las obras más herméticas que pintó y el poema que la acompaña tampoco ayuda a aclarar su significado (más bien, lo complica). La combinación de elementos bíblicos y mitológicos hace que la obra sea todavía más ambigua.
La mujer representada es Venus, la diosa romana del amor, y Verticordia significa “la que hace girar a los corazones”. En principio, esta Venus haría que los corazones de los hombres escogiesen la castidad, en vez del amor sensual. Sin embargo, los símbolos que vemos en el cuadro insinúan justo lo contrario. Rossetti pinta a Venus desnuda, como diosa del amor carnal, pero al mismo tiempo le planta un halo en la cabeza, como si fuese una santa. La manzana que lleva en la mano puede interpretarse de dos formas distintas. Por un lado, como la manzana de la discordia que Paris le entregó a Venus en el primer concurso de belleza de la historia y que acabaría siendo uno de los detonantes de la guerra de Troya. Por otro lado, también puede ser la manzana que Eva le ofreció a Adán y que fue la causa de la expulsión del paraíso. En cualquiera de los dos casos, la manzana está relacionada con el deseo sexual. Las rosas y la madreselva que rodean a la diosa son símbolos de fertilidad y por tanto, del amor físico. Y la flecha de Cupido, otro tanto.
Para pintar la obra, Rossetti contrató como modelo a una chica enorme que vio por la calle, casi una giganta. Una vez pintado el cuadro, decidió cambiarle el rostro por el de otra de sus modelos, Alexa Wilding. Quizás por ese motivo, las facciones de la cara no acaban de encajar en la cabeza de Venus…
Mi interpretación culinaria
Después de mirar y remirar el cuadro, leer y releer la información, mirar y remirar el cuadro, leer y releer la información... y teniendo en cuenta que ésta es la primera edición del reto...me acojoné (perdón por la expresión). Tenía serias dudas de que yo pudiese preparar algo comestible a partir de aquella preciosa Venus.
Pero entonces pensé en ir a aquellas sensaciones que me había provocado el cuadro la primera vez que lo vi. Lo que más me llamó la atención fue la fruta que tenía la mujer en la mano, por lo que la manzana debía ser la protagonista de la receta. Las rosas que tiene alrededor me recordaban a unas hechas de fresa que había visto no hacía mucho. Y al observar su pelo, pude sentir el aroma de la canela.
De ahí salió esta tarta, de la que ya sin falta os paso la receta.
Ingredientes tarta de manzana, canela y mermelada de fresas con hojaldre
- 2 láminas de hojaldre rectangulares
- 5 manzanas medianas
- 500 ml de nata (crema de leche) para montar o crema para batir
- 3 huevos M
- 100 gr. de azúcar
- Canela en polvo
Elaboración paso a paso
1. Poner a calentar el horno a 200 grados centígrados
2. Extender las dos láminas de hojaldre sobre la bandeja de horno. Dejaremos los papeles en los que vienen enrollados.
En el centro de la bandeja, las láminas deben solaparse y los bordes deben subir por las paredes de la bandeja. Si hay un exceso de masa se dobla y se decora al gusto.
Pinchamos la masa con un tenedor.
3. Vamos pelando las manzanas y haciendo rodajitas con ellas. Las colocaremos ordenadamente encima del hojaldre y las espolvorearemos con parte del azúcar (aproximadamente la mitad).
4. Metemos la bandeja en el horno durante 15 minutos. Entretanto en un bol batimos los huevos y agregaremos la nata (crema de leche) y el resto del azúcar.
5. Transcurridos los 15 minutos sacaremos la bandeja del horno y verteremos la mezcla de huevos y nata (crema de leche) sobre la sobre ella. Espolvoreamos con canela al gusto. Volveremos a meter al horno hasta que esté completamente cocida (entre 45 minutos y una hora, dependiendo del horno).
6. Pintaremos con mermelada de fresa (casera) diluida con un poquito de agua.
Y con lo del reto no sé si habré acertado, pero la tarta está riquísima. La pongo como fija para todos los cumpleaños y meriendas con bastantes invitados (para estas ocasiones tampoco falta el hojaldre con almendras, os dejo aquí la receta).
Las propuestas de mis compañeros, las podéis ver aquí.
Y me despido hasta el próximo reto, o la próxima receta.
Un beso,
EvaSíguenos en tu red social favorita: