¿Cómo está siendo el nuevo año?
Espero que haya empezado generoso, esperanzador, con aires renovados pero sin cambiar la esencia de cada uno. Que cada día nos regale sonrisas, abrazos, miradas cómplices y momentos con esa magia que los convierta rápidamente en recuerdos imborrables. Lleno de retos que un día dejamos atrás y que ahora nos vemos con ganas de recuperar, e ilusión por continuar lo que una vez comenzamos pero esta vez para seguir con más fuerza.
Para mí la frase "año nuevo vida nueva" no había cobrado más sentido nunca. En poco tiempo os dije que todo a mi alrededor había sufrido un cambio de 360º. Es más, si me hubieran dicho hace seis meses lo que iba a ocurrir jamás me lo habría creído.
Pero ya sabéis que la vida da muchas vueltas, y el mundo en el que una vez creíste vivir de repente se viene abajo.
Hace unos meses mi catador y yo decidimos separarnos, razón por la cual he estado tan apartada de mi blog. Así que ahora y como remedio para el corazón, estoy aprendiendo a escucharme, a pasar tiempo conmigo, a cuidarme más, a dedicar tiempo a hacer lo que me gusta y eliminar vicios innecesarios.
Eso sí, poco a poco, porque todo tiene un ritmo y tarde o temprano todo llega.
Así que para endulzar este domingo de invierno, y para dar una alegría al cuerpo que se lo merece, os traigo el primer postre que se cocinó en mi nueva casa. Una receta salida de la revista Cocina Fácil de este mes, nº 241.
Se trata de una tarta fresquita que quizás apetezca más en días de verano, pero me resultó tan fácil y vistosa que me entraron ganas de ponerme a prepararla. Sólo deciros que la receta original llevaba la mitad de hojas de gelatina, pero yo probé a ponerle dos más por miedo a que no se cuajara bien. Mi resultado fue bueno, así que a la próxima pruebo con la mitad.
El sabor es realmente refrescante, predominando el de limón. Lo único que no me convenció fue lo de encontrarme trocitos de ralladura cuando comía la tarta. Si sois tiquismiquis como yo en ese sentido, no le echéis, yo creo que basta con el zumo.
Os deseo una feliz semana y espero no tardar mucho en entrar la próxima vez.
Gracias por estar ahí
Ingredientes:
2 limones
1 naranja
360 ml. de leche evaporada
400 gr. de leche condensada
1 paquete de galletas María
4 hojas de gelatina
Elaboración:
Cogemos un molde desmontable y vamos colocando las galletas alrededor de forma vertical. Ponemos en remojo las hojas de gelatina en agua fría 5 minutos. Una vez pasado el tiempo, sacamos y reservamos escurriendo en papel de cocina. En un bol mezclamos la leche condensada con la leche evaporada y de aquí apartamos una tacita que pondremos a calentar sin que llegue a hervir. Echaremos las hojas de gelatina en esta pequeña cantidad de mezcla y removeremos para que se disuelva. Una vez lo tengamos, añadimos al resto de la mezcla.
Lavamos bien los limones y la naranja. Rallamos la piel de los limones con un rallador de agujeros pequeños con cuidado de no llegar a la parte blanca. Luego, exprimimos los limones para obtener el zumo colándolo para evitar que se nos queden las pepitas. Con la naranja también rallaremos la piel pero sólo la mitad de ella. Con la otra parte cortaremos rodajitas para decorar.
Vertemos el zumo de limón y las ralladuras a la mezcla de leche y removemos bien. Vertemos la mezcla del bol a nuestro molde con las galletas. Tapamos con papel film y reservamos en la nevera mínimo unas 24 horas para que repose bien.
Pasado el tiempo, desmoldamos y decoramos la tarta con las rodajas de naranja antes de servir.