¡La Semana Santa ya está a la vuelta de la esquina! Y trae con ella riquísimas recetas para los amantes del dulce; entre otras, las torrijas. Este plato es de origen europeo, y tiene una laaaaaaaarga tradición en España. Consiste en una rebanada de pan (habitualmente, de varios días) que es empapada en leche o vino, y luego rebozada para pasarla por la plancha. Se endulza con miel o azúcar, y es aromatizada con canela (en sus versiones más clásicas).
Nosotros hoy vamos a preparar una variación que hará que se derritan todos vuestros sentidos: a base de pan, vamos a empapar nuestras rebanadas en leche con canela, azúcar y cáscaras de naranja y limón. Vamos a rebozarlas con huevo y hacerlas a la plancha, para luego añadirle un toque especial con almíbar de naranja. ¡Vamos a ello!
Ingredientes
1 barra de pan para torrijas. Tenemos que dejar el pan en un lugar seco durante aproximadamente 3 días, hasta que endurezca pero siga manteniendo su elasticidad. El tiempo dependerá de la humedad del lugar donde estemos.
1 litro de leche (entera o semi)
1 barrita de canela
6 cucharadas soperas de azúcar
1 vaina de vainilla o 1/2 cucharadita de esencia de vainilla
Cáscara de 1 limón (sin la parte blanca de la corteza, que amarga)
Cáscara de 1 naranja (sin la parte blanca de la corteza, que amarga)
Mantequilla
2/3 huevos (para el rebozado)
Almíbar de naranja: zumo de 2 naranjas (240 ml. aproximadamente); 120 g. de azúcar (la mitad de la cantidad de líquido de zumo).
Preparación
Lo primero que vamos a hacer es preparar el almíbar: exprimimos el zumo de dos naranjas, y añadimos el azúcar. Vertemos todo en un cazo pequeño, y llevamos a fuego medio. Tenemos que dejarlo así durante el tiempo que vayamos preparando nuestras torrijas, sin que llegue a ebullición. Cuando veamos que ya se haya formado una capa por encima, desespumamos: de esta forma, quitamos el amargor. Es importante que esté caliente para, cuando ya tengamos listas nuestras torrijas, lo echemos por encima de ellas, así que mantenemos a fuego lento.
En una cacerola grande, echamos la leche, la canela, el azúcar (6 cucharadas soperas) y las cáscaras de limón y naranja. Ponemos a fuego medio hasta que esté caliente, pero sin que llegue a hervir.
Cortamos rebanadas de pan de unos 2 dedos de grosor. Si queremos que queden más grandes, partimos en diagonal. Nosotros somos partidarios de hacerlo de forma horizontal: quedan más pequeñas y fáciles de comer. Además, así evitamos la excusa de “a mí dame solo la mitad”…
En un plato hondo, batimos dos huevos (si necesitamos más, podemos añadir después). Lo utilizaremos para rebozar nuestras torrijas.
Partimos dados pequeños de mantequilla: será lo que utilicemos para hacer nuestras torrijas a la plancha, añadiéndolos para que no se queden pegadas a la sartén. Ponemos la sartén a fuego medio, y añadimos el primer dado de mantequilla.
Es importante que tengamos todos los utensilios y mezclas juntos, porque vamos a necesitarlos todos: el plato con huevo, la cacerola con leche y la sartén con mantequilla.
Cogemos una rebanada de pan y, con cuidado, la bañamos en leche por los dos lados para que se empape bien.
Sacamos de la leche, con mucho cuidado de que no se rompa, y llevamos al plato de huevo. Bañamos bien, por los dos lados.
Con ayuda de una pala, colocamos sobre la sartén (con la mantequilla ya derretida). Esperamos a que se dore, damos la vuelta, volvemos a esperar a que se haga también por el otro lado y sacamos a una fuente.
Cuando tengamos todas las torrijas hechas, colocadas sobre una fuente sin que se pisen unas a otras, vertemos el almíbar de naranja que hemos preparado al principio, todavía caliente. Utilizamos todo el líquido, para que se empapen bien.
¡Yummy!