Empezar las comidas o cenas con una crema o sopa, ya sea fría en verano y calentita en invierno (o siempre, a mi me gustan también mucho las cremas tibias o templadas), es un ejercicio que entona el cuerpo y añade ligereza al alimento.
Vi esta receta en la web de los supermercados Día (pincha aquí) y como tenía todos los ingredientes en casa, me lancé a preparar esta sencilla y rápida crema que está para chuparse los dedos.
Además, es una receta de aprovechamiento, pues si tenemos sobras de garbanzos del cocido y un poco de ese caldo de cocido, aún estará más sabrosa y contundente.
Yo la he presentado en vasitos, pues queda más atractivo para la foto, pero podéis emplatar en un plato sopero, sin más para los días de diario.
Para 4 personas:
2 o 3 puerros limpios
400 g de garbanzos ya cocidos (un tarro de cristal grande de los que vienen ya preparados)
750 mL de caldo de pollo (tres vasos)
200 mL de nata (crema de leche) para cocinar
aceite de oliva virgen extra
sal y pimienta negra recién molida
cebollino fresco
jamón serrano en taquitos
semillas de sésamo negro
Se pone en una cazuela un par de cucharadas de aceite de oliva y se rehogan en él los puerros, limpios y cortados en aros o en trocitos, durante 5-6 minutos.
Se escurren los garbanzos del líquido de conservación y se añaden a la cazuela. Se añade sal y pimienta recién molida y se remueven unos instantes con el puerro.
Se cubre con el caldo de pollo (o de cocido) y se deja cocer, a fuego medio, durante 30 minutos, aproximadamente.
Se bate bien con la batidora eléctrica, hasta que esté bien lisa la crema (si se quiere, se puede pasar luego la crema por el chino o pasapurés para que quede más fina).
Se incorpora la nata (crema de leche) líquida y se vuelve a batir un poco más.
Se sirve, bien calentita, poniendo unos taquitos de jamón serrano, cebollino fresco picado y unas semilla de sésamo.