Suele decirse que el vegetarianismo es mucho más que un modo de alimentarse: es una forma de vida. Y es que los que deciden incorporarse a esta alternativa realizan un enorme esfuerzo de adaptación vital que muchas veces se ha tachado de insano, ya que supone eliminar nutrientes esenciales que tienen origen animal. Sin embargo, en contra de lo que muchas personas creen, la dieta vegetariana puede ser igualmente saludable que la convencional, siempre y cuando reciba un seguimiento adecuado por parte de un profesional de la nutrición.
Según la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas (AEDN), el vegetarianismo es una forma adecuada de alimentarte durante todas las etapas de la vida del ser humano sin excepción, "siempre y cuando se consuman suplementos de vitamina B12 y se lleve a cabo bajo el control de un especialista en nutrición y dietética". De hecho, según datos que maneja la AEDN, revisiones de grupos de expertos de las Asociaciones de Dietistas Americana y Canadiense han concluido que en la infancia, niñez y adolescencia, en el embarazo y lactancia, y también en los ancianos, la dieta vegetariana es recomendable si se complementa de la forma apropiada.
¿Qué le falta a los vegetarianos?
Las personas que deciden adoptar el vegetarianismo de estas características rechazan el consumo de productos de origen animal, generalmente carnes y pescados. Sin embargo, dentro de esta tendencia existen varios grados: los ovo-lacto-vegetarianos, que comen lácteos y huevos, y los más puristas, llamados veganos, que no consumen ningún alimento derivado de animales, ni leches ni huevos, pero tampoco otros como miel o gelatina.Según la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas, "desde el punto de vista nutricional, las dietas vegetarianas son generalmente ricas en carbohidratos, ácidos grasos omega 6, fibra, carotenoides, ácido fólico, vitaminas C y E, magnesio, y son bajas en grasa saturadas y colesterol".
A su vez, "las deficiencias más frecuentes son las proteínas, ácidos grasos de cadena larga -omega 3-, hierro, zinc, vitamina D y vitamina B12". La vitamina B12 se encuentra principalmente en alimentos de origen animal y, por tanto, sólo es posible enriquecer la dieta vegetariana con suplementos artificiales.
Embarazo y vegetarianismo
Una de las etapas vitales más delicadas es el embarazo y la lactancia, periodo en el que la necesidad de nutrientes aumenta. Según la AEDN, "la dieta ovo-lacto-vegetariana puede suplir todos los nutrientes para el embarazo y la lactancia sin necesidad de suplementos adicionales. Pero aquellas mujeres que excluyen todos los alimentos de origen animal necesitan consumir alimentos fortificados con vitamina B12 o tomar un suplemento de vitamina B12".El calcio es otro de los minerales esenciales en esta etapa vital. Las embarazadas o lactantes que hayan decidido rechazar el consumo de lácteos y derivados han de incorporar suplementos de calcio en su dieta. Esto se puede hacer a través de alimentos funcionales (zumos, bebidas de soja, refrescos, enriquecidos en calcio) e incorporando productos ricos en este mineral como los vegetales de hoja verde y el tofu. Según estime el médico, las veganas pueden necesitar un suplemento de vitamina D si tienen poca exposición a la luz solar.
Niños, adolescentes y ancianos
Los más pequeños de la casa encontrarán pocas dificultades nutricionales en el ovo-lacto-vegetarianismo, gracias a la gran cantidad de nutrientes esenciales que se suministran con los huevos y la leche. Sin embargo, según la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas, "los niños que no consumen productos lácteos deben recibir sustitutos adecuados que tengan un contenido de proteína similar a la leche y deben ser fortificados con calcio, vitamina B12 y vitamina D".La pubertad es un periodo especialmente conflictivo en la vida de un ser humano. Muchos jóvenes, animados por sus convicciones e ideales, adoptan el vegetarianismo como dieta habitual y forma de vida. Según la AEDN, "los adolescentes vegetarianos deben ser animados a consumir una dieta variada que contenga suficientes calorías". Calcio, vitamina D y vitamina B12 son los nutrientes que tendremos que vigilar en esta etapa.
Las mismas deficiencias que podrían darse a lo largo de toda la vida del vegetariano se agudizan en la tercera edad, también por las posibles carencias de vitamina D y B12. Según la AEDN, "en esta etapa hay que llevar a cabo un control riguroso de la dieta por parte de un especialista en nutrición y dietética, ya que las deficiencias de B12 pueden disminuir las funciones cognitivas y causar anormalidades neurológicas. La escasez de esta vitamina es bastante común entre los ancianos, vegetarianos o no, debido a los problemas de absorción propios de esta época".
La Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas recomienda a los profesionales sanitarios que no desaconsejen las dietas vegetarianas a sus pacientes, ya que cada vez hay más interés por este tipo de dietas. En este sentido, la investigación ha dejado de centrarse en la adecuación del vegetarianismo a la alimentación convencional y ahora gira en torno a descubrir sus propiedades terapéuticas y preventivas, que se han revelado fundamentales a la hora de paliar y tratar determinadas enfermedades crónicas.
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