¡Hola a tod@s!
Un virus maligno generado en la oficina de la morena ha decidido irse con ella a casa. Sólo los más fuertes sobreviven y parece que ella no es uno de los elegidos. No sabemos si será por la calefacción central o por los dulces que se hornean todas las semanas en su cocina, pero se niega a abandonar su hogar.
Las autoridades han decretado estado de cuarentena, cortando toda comunicación con el exterior. Por eso ayer no hubo receta (mil perdones). Pero después de casi cuatro años trabajando en sanidad (un beso para mis compañeros, que digo, amigos) ha conseguido tener un momento de lucidez para ¡¡publicar hoy!!
Y, aunque se alimenta básicamente de sopas, tortillas
Por cierto, si queréis conocer algo más sobre nosotras, podéis disfrutar de la preciosa entrevista que nos han hecho en Helios es vida.
Ingredientes...
6-7 filetes de pechuga de pollo, no muy grandes. Podéis comprar las pechugas enteras y filetearlas en casa.
50 g. de espinacas.
100 g. de queso feta.
1 huevo.
Pan rallado.
Aceite de oliva.
Sal, perejil y pimienta.
1 cebolla.
2 cucharadas de azúcar moreno.
2 cucharadas de soja.
1 cucharada de vinagre de vino blanco.
Con las manos en la masa...
Comenzamos preparando el relleno de los rollitos. Para ello hervimos las espinacas 4 minutos y las pasamos por la batidora o robot de cocina con el queso feta. Reservamos.
A continuación, extendemos los filetes de pollo sobre la tabla de cocinar, bien limpia. Echamos una cucharada del relleno reservado sobre cada una y hacemos rollitos con el pollo. Si veis que se deshacen, podéis fijarlos con la ayuda de un palillo, aunque normalmente no es necesario gracias a la textura del queso. El tamaño de las pechugas no debe de ser muy grande, una vez enrolladas tienen que quedar como una croqueta de buen ver.
Rebozamos los rollos de pollo. Para ello en un bol echamos una buena cantidad de pan rallado, con sal, pimienta y perejil al gusto. Cogemos el pollo y lo pasamos por huevo batido y después por la mezcla de pan. Los colocamos en una bandeja de horno, previamente engrasada con un buen chorro de aceite de oliva. Introducimos en el horno, precalentado a 180º, durante aproximadamente 20 minutos. Estarán listos cuando el pan rallado esté dorado y crujiente.
Mientras tanto, preparamos el acompañamiento. Pochamos la cebolla, partida en tiras o trozos pequeños, en una sartén con abundante aceite de oliva. Cuando esté casi transparente, incorporamos el azúcar moreno y, sin parar de remover, dejamos que se haga durante unos 5 minutos. Incorporamos la soja y dejamos reducir otro par de minutos (si no os gusta la soja podéis saltaros este paso, pero a mi me parece que le da un toque muy original). Para finalizar, echamos el vinagre y removemos otros dos minutos.Emplatamos y a disfrutar.
Si os pirráis por las salsas, podéis poner un poco de tomate natural especiado para acompañar. Está buenísimo. Por cierto, os recomiendo comerlo con las manos.