Y de nuevo el típico bizcocho de yogur, en esta ocasión, con ciruelas y un toquecito de licor que le viene de perlas para darle más sabor, más chispa.
No es la primera vez que utilizo esta receta básica para preparar un bizcocho de frutas: muchas veces lo he preparado con manzana, donde se confunde si se trata de un bizcocho o de una tarta, por la jugosidad que adquiere... O el bizcocho sin más, el que se prepara con yogur de limón.
Y es que, como ya os he dicho en otras ocasiones, para mí sigue siendo el mejor, el que me recuerda momentos de infancia, el que mejor aroma tiene, el que más me gusta para acompañar un café en familia,...
Y cuando volví a toparme con él mientras pasaba páginas en un libro de repostería conventual, uno de Postres de Sor María Isabel, que lo prepara con trozos grandes de ciruelas y con una chispita de alcohol, lo tuve claro. ¡Sería el desayuno del fin de semana!
Bueno, y además aprovechaba para participar en la iniciativa TS de este mes, cuya propuesta ha sido recetas de monasterios y conventos, con el hashtag #elhábitosihacealmonje.
- 1 yogur natural
- 1 medida de yogur* de aceite de oliva suave (En mi caso, le he puesto sólo medio vasito de yogur para reducir la parte grasa)
- 2 medidas de yogur de azúcar
- 3 medidas de yogur de harina
- 3 huevos
- 3 ciruelas
- 100 ml. de ron añejo
- Canela molida (al gusto)
- Un sobre de impulsor químico
* Por medida de yogur se entiende el vaso del yogur, así que es importante no desecharlo hasta que hayamos terminado de incorporar todos los ingredientes.
- En primer lugar, precalentaremos el horno a 180 ºC.
- Mientras se calienta, batiremos los huevos y, después, añadiremos el yogur. Mientras seguimos batiendo, iremos incorporando el aceite de oliva, el azúcar y el ron.
- Por otro lado, mezclaremos la harina con el impulsor químico y la canela.
- Mezclaremos ingredientes líquidos y sólidos, hasta conseguir un masa homogénea.
- Engrasaremos el molde que vayamos a utilizar, con aceite o mantequilla.
- Lavaremos las ciruelas y las cortaremos en gajos retirando el hueso central. Podéis perlarlas, aunque no es necesario.
- Verteremos la masa en el molde y después iremos colocando gajos de ciruela repartidos por todo el molde.
- Lo llevaremos al horno, durante 30 minutos aproximadamente. Para vigilar el grado de cocción de vuestro bizcocho, hacia la mitad de tiempo de cocción podréis abrir rápido para pinchar con un palillo. Si éste sale limpio, el bizcocho estará listo.
Si queréis conocer más recetas de los conventos y monasterios de nuestro país, no os perdáis el recopilatorio con todas las recetas participantes. Seguro que tenemos mucho que aprender.
Gracias por suscribirte, Un beso. Chus