Las semillas de amapola es un ingrediente que usamos poco en la cocina y la verdad es que deberíamos de darle más uso ya que tienen un montón de beneficios.
Son buenas para nuestro sistema cardiovascular ya que su aporte de ácidos grasos poliinsaturados nos protege de enfermedades cardiovasculares. Su composición reduce los niveles de triglicéridos, y colesterol malo cuidando así nuestro corazón.
Al ser ricas en fibra ayudan a evitar el estreñimiento y regular el tránsito intestinal.
El zinc, el selenio y los ácidos grasos esenciales que aportan colaboran en la regulación y refuerzan las defensas de nuestro organismo.
Son buenas para nuestros huesos y dolores musculares gracias al calcio y fosforo que nos aportan
El aporte de hierro, combinado con vitamina C convierte a las semillas de amapola en una buena ayuda para reponerse de anemias ferrópenicas.
También cuidan nuestra piel gracias a sus ácidos grasos y vitaminas, así como son un buen relajante y sedante. Si las tomas en infusión te ayudan a conciliar el sueño.
Hoy vamos a preparar con ellas un rico bizcocho pero también las puedes incorporar en jugos, yogur, sopas, panes, budines, postres
Ingredientes
1 Yogur natural o sabor limón
60 ml de leche
80 ml de aceite
225 gr de azúcar
La ralladura de 2 limones
60 ml de zumo de limón
2 huevos grandes
200 gr de harina para repostería
10 gr de levadura química
2 cucharadas de semillas de amapola
2 gr de sal
Mantequilla o margarina para engrasar
Glaseado
170 gr de azúcar glass
2 o 3 cucharas de Leche
Preparación
En primer lugar preparamos el molde para el bizcocho, para ello, engrasamos y enharinamos el molde que hayamos elegido. Esta vez lo he puesto en uno alargado pero puede ser de la forma que más os guste.
Seguimos con la preparación poniendo a calentar en un cazo la leche con las semillas de amapola hasta que llegue a hervir.
Dejamos infusionar mientras se enfría.
En un recipiente mezclamos el yogur, el aceite, el azúcar, la ralladura de limón, el zumo, los huevos y la leche con las semillas de amapola y batimos enérgicamente hasta que todos los ingredientes estén bien incorporados.
Mezclamos la harina con la levadura y la sal y la vamos añadiendo a la mezcla, batiendo hasta obtener una masa homogénea.
Ponemos la mezcla en el molde y ponemos a hornear durante unos 45 minutos en el horno precalentado a 180ºC con calor arriba y abajo. Para ver si esta hecho pinchamos el bizcocho con un palillo, si sale limpio esta hecho, si no dejamos unos minutos más.
Sacamos del horno y a los 10 minutos desmoldamos encima de una rejilla y dejamos enfriar completamente.
Preparamos el glaseado mezclando el azúcar con la leche, incorporando lentamente hasta conseguir la consistencia adecuada.
Ponemos el glaseado por encima y dejamos solidificar durante unos minutos.
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Fuente: este post proviene de El Desván de Vicensi, donde puedes consultar el contenido original.
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