Estos caldos después se pueden utilizar para multitud de recetas. Se pueden congelar en porciones para usar cuando más te convenga. Pero yo, en invierno, soy muy fan de las sopas y con esto y unos fideos, arreglo más de una cena.
Uno de mis caldos favoritos es el que yo llamo de cocido: su trocito de carne, su puntita de jamón, un traserito de pollo... Después estas carnes las pico y con un huevo cocido las uso como aderezo para la propia sopa, y así ya obtengo un plato completo. También podéis reutilizarlas para unas croquetas, por ejemplo, recordando que el caldo lo hemos elaborado sin sal y por tanto, la carne también estará sosa.
Por supuesto, podéis cocinar el caldo con sal desde el principio, pero a mí me gusta hacerlo así, para después sazonar a conveniencia según el plato para el que vaya a utilizar el caldo. Arroces, estofados, cremas de verduras... todas las recetas ganarán con un buen caldo casero.
Caldo de cocido {en olla lenta}
Ingredientes:
200 g de carne de ternera {zancarrón}.
1 trasero de pollo.
1 hueso de ternera.
1 punta de jamón serrano.
1 puerro.
1 ramita de apio.
2 zanahorias.
1/2 cebolla.
6-7 bolitas de pimienta negra en grano.
1 hoja de laurel.
1,5 litros de agua {aproximadamente}.
Podéis poner sal, pero yo la añado después, al hacer la sopa o cocinar con el caldo, así lo voy aderezando un poco al gusto según lo que requiera el plato que vaya a preparar.
Preparación:
1. Ponemos todos los ingredientes en nuestra olla lenta, y cubrimos con agua, hasta dejar más o menos dos deditos por arriba.
2. Cocinamos unas 12 horas en baja, aunque podemos dejarlo más tiempo si queremos un caldo con un sabor más intenso.
3. Una vez pasado este tiempo, lo colamos a través de un colador de tela o una gasa fina para quitarle todas las impurezas; dejamos enfriar y reservamos en la nevera hasta el momento de utilizarlo. También se puede congelar en bolsas, recipientes herméticos, o incluso en cubiteras.