Ya estamos casi todos reincorporados a nuestros trabajos. Ya hemos vuelto de las deseadas vacaciones veraniegas que tanto esperamos durante todo el año y que tan rápido pasan cuando llega el momento de disfrutarlas. Ahora queda superar el síndrome postvacacional y reincorporarse poco a poco a la vida activa y a la rutina diaria (algunos ya estamos más que reincorporados).
Y vosotros pensaréis: "como si no lo supiéramos". Pero es que todo esto tiene que ver con la entrada de hoy, una entrada muy especial, por cierto. Es lo que tiene nacer en el mes de agosto, que casi todo el mundo está de vacaciones y te encuentras más sola que la una cuando quieres celebrar tu cumpleaños.
Y es que de eso os voy a hablar hoy, de la celebración de mi cumple y más concretamente de la tarta que preparé para festejarlo. Me encanta celebrar mi cumpleaños, cumplir un año más y compartir ese momento con las personas que quiero. Me gusta mucho estar con mis hijas en el día de mi cumpleaños (el 12 de agosto), pero también soplar las velas rodeada de amigos, así que prefiero esperar un poco a que todos estén de vuelta y así reunirnos todos.
Este año y gracias a la ocurrencia de Luis, el marido de mi querida Bea de Corazón de Caramelo, hemos votado entre todos la fecha que nos venía bien, porque no os creáis que esto es tarea fácil, que poner a tanta gente de acuerdo tiene su aquel y cuando uno no tiene algún "sarao" programado, tiene cumpleaños familiar, viaje de fin de semana, etc., etc. Así que gracias a "doodle" fijamos la fecha y todos tan contentos.
Organicé un picoteo variado con ensaladas y aperitivos salados para no tener que sentarnos formalmente a cenar y que pudiéramos interactuar los unos con los otros. Eso lo tenía clarísimo, pero llegó la gran pregunta, ¿y la tarta? Como ya sabéis que para mi los cheesecakes son mis pasteles preferidos me decanté por esta opción.
Me suelen gustar más los cheesecakes horneados que los preparados con gelatina, pero en esta ocasión y teniendo en cuenta el calor, y la falta de tiempo por la cantidad de cosas que tenía que hacer, decidí preparar una tarta de queso sin horno aunque dándole un toque especial.
Ese toque que os digo, fue el color degradado de los diferentes tonos de azúl-morado de las distintas capas. Y es que el cheesecake de hoy está preparado con arándanos azules y a ellos les debemos este color.
Si os parece, os cuento ya cómo he preparado este pastel de queso, que he de deciros que tuvo muchísimo éxito e incluso me comentaron que había sido una de las tartas de cumpleaños más ricas de todas las que habían tomado en casa. Ya veréis que sencilla es de preparar.
CHEESECAKE DE COCO Y ARÁNDANOS (SIN HORNO)
INGREDIENTES
Para la base
220 gr. de galletas Oreo
50 gr. de mantequilla
Para el relleno
500 gr. de yogur de coco
200 gr. de queso mascarpone
400 gr. de queso crema
125 gr. de azúcar
9 hojas de gelatina neutra
340 gr. de mermelada de arándanos
Para la decoración
6 galletas Oreo
Un puñado de arándanos azules
ELABORACIÓN
Forramos el fondo de un molde desmontable redondo de 20 cm. con papel de horno. Reservamos.
Para preparar la base, rompemos con las manos las galletas Oreo en trocitos y las mezclamos con la mantequilla derretida. Presionamos esta mezcla cubriendo el fondo del molde. Refrigeramos media hora.
Ponemos las hojas de gelatina a hidratar en un recipiente con agua fría durante unos 30 minutos.
Ahora vamos a ir preparando las diferentes capas del pastel, para ello en un recipiente ponemos el yogur, los dos tipos de quesos y el azúcar y batimos con una batidora de brazo hasta que todos los ingredientes estén bien mezclados.
Dividimos el relleno en tres partes e incorporamos la mermelada de arándanos, disminuyendo progresivamente la cantidad de mermelada que añadimos en las cremas para que la primera sea más oscura, la segunda más clara y la tercera casi blanca y el efecto sea "en dégradé".
Ponemos un poquito de la crema más oscura en un bol y la calentamos en el microondas unos segundos sin dejar que hierva. Añadimos 3 hojas de gelatina y mezclamos bien con una cucharita hasta que ésta esté completamente disuelta. La incorporamos a la crema oscura y mezclamos hasta que esté perfectamente integrada.
Ponemos un acetato alrededor del molde. Vertemos la crema más oscura sobre la bases de galletas y refrigeramos al menos 30 minutos o hasta que veamos que la capa va haciéndose más firme. Procedemos a hacer lo mismo con la siguiente capa repitiendo los pasos anteriores. Hacemos lo mismo con la siguiente y dejamos en el frigorífico al menos 4 horas aunque es mejor dejarla toda la noche.
Desmoldamos, quitamos el acetato y colocamos la tarta en una fuente o cake stand. Decoramos con trozos de galletas Oreo, arándanos frescos o congelados y unas migas de galleta.
Está riquísima y no porque lleve galletas Oreo, que también, sino por el ligero sabor a coco que le da un toque muy especial (no os preocupéis si no os gusta mucho el coco, porque no domina mucho este sabor) y la textura suave y untuosa del queso mascarpone que a mi particularmente me encanta.
Otro cumpleaños más en muy buena compañía, que es lo más importante para mi. Cumplir años es maravilloso pero si además estás rodeada de familia y buenos amigos, la felicidad se multiplica por infinito.