Estoy de nuevo por aquí con otra tarta de queso. En esta ocasión, os sorprendo con otra versión salada. A la que ya tenéis en el blog de mozzarella y tomatitos asados sumo esta otra en la que las nueces son las protagonistas.
La idea surgió tras recibir un mail por parte de Nueces de California donde se me proponía participar en su reto #ElPoderdel3 con una receta que contuviese este tipo de fruto seco. La verdad es que cocinar con nueces es algo que suelo hacer muy a menudo. Este blog es una buena muestra de ello: tenéis una veintena de distintas elaboraciones que las incluyen entre sus ingredientes principales.
No lo puedo disimular, me encantan. En mi casa es el fruto seco más consumido, sobre todo, como ingrediente de las ensaladas. También, como picoteo. A media mañana, cuando llego a la pastelería después de haber nadado cerca de una horita, suelo comer un pequeño puñado de nueces. Y en el expositor de Llebrés, casi nunca falta algún dulce que contenga este fruto seco.
Son de sobra conocidos los beneficios de incluir nueces en nuestra dieta. Son cardiosaludables, una fuente de ácidos grasos Omega 3, que ayuda a mantener los niveles normales de colesterol. Son, además, fuente importante de fibra, hierro y antioxidantes. Y favorecen el buen funcionamiento del sistema nervioso gracias a su contenido de vitaminas del grupo B.
¡¡Y encima son deliciosas!!
Pero las bondades de esta tarta no se quedan atrás ^_^. Tierna, cremosa y con una combinación de sabores absolutamente irresistible. Es una mezcla clásica, de sobra conocida por todos (queso, nueces y miel), que igualmente funciona fenomenal en forma de tarta de queso salada.
La receta de hoy es una adaptación de la cheesecake de mozzarella y tomates cherry asados que publiqué en el mes de noviembre, aunque la he variado tantísimo, que apenas queda algún rastro de la primera ^_^.
Y el resultado ha sido extraordinario.
Sé que al ver las fotos se os hace la boca agua. Pero si su apariencia en fotos es exquisita y súper atrayente, tenerla delante es aún más tentador. Yo que vosotros, me dirigiría sin remedio a la cocina, y me pondría manos a la obra. Así, sin ir más lejos, mañana mismo la tendréis en vuestro plato y os podréis deleitar con su textura taaaan cremosa y su sabor taaaan irresistible. Probadla, y me contáis ;).
Cheesecake salada con nueces:
INGREDIENTES (para un molde 18cm de diámetro)
- Para la base:
100g de biscotes integrales, triturados
50g de nueces, trituradas junto con los biscotes
75g de mantequilla fundida
- Para el relleno:
450g de queso mascarpone
200g de queso maasdam, recién rallado
120mL de nata (crema de leche) líquida para montar (35% m.g.)
50g de nueces picadas
2 huevos L
Pizca de sal
Pizca de pimienta negra recién molida
- Cobertura:
Miel de flores
Nueces
Queso semicurado cortado en daditos
PREPARACIÓN
- Para la base:
En un bol, mezclamos los biscotes y las nueces triturados con la mantequilla fundida hasta obtener una pasta. Cubrimos con ella la base de un molde desmontable, engrasado y con la base cubierta con papel vegetal. Reservamos dentro de la nevera en lo que continuamos con el resto de la receta.
- Para el relleno:
Precalentamos el horno a 150ºC.
En un cuenco amplio, batimos el queso mascarpone hasta que no tenga grumitos. Añadimos el maasdam y mezclamos.
Agregamos la nata (crema de leche) y los huevos, de uno en uno. Batimos hasta que se incorporen.
Incorporamos las nueces picadas y salpìmentamos.
Sacamos el molde del frigorífico, y vertemos dentro esta crema. Horneamos 45-50 minutos a 150ºC
Dejamos enfriar por completo sobre una rejilla. Llevamos a la nevera al menos toda una noche y, al día siguiente, la desmoldamos.
- Para la cobertura:
Desmoldamos la cheesecake y, por encima, extendemos miel (si está muy fría, la calentamos unos segundos en el microondas) y decoramos con más nueces y daditos de queso semicurado.