Tal vez no sepan que vivo en una isla del Caribe venezolano. Es cierto que acá siempre es verano y nuestro “invierno” se define por cortas temporadas de lluvias en las cuales la temperatura baja un poco.
A pesar de vivir en una isla caribeña siempre disfruto de un buen chocolate caliente. Me gusta darme ese gusto en las mañanas y en las tardes.
El chocolate es una delicia que se obtiene a partir del cacao. Recuerdo, cuando era niña, observar como mi abuela desgranaba el cacao y lo ponía a tostar para luego transformarlo en una pelotita (desconozco el proceso que hacia para llevarlo a pelotita) y al rato lo tenia en una tacita humeante de delicioso chocolate caliente. Evidentemente, ese chocolate caliente era 100% artesanal y su sabor lo recuerdo fuerte, un poco amargo pero divino.
El chocolate que usualmente tomo en las mañanas y en las tardes es del tipo comercial (envasado). Algunas personas le agregan espacias como clavitos de olor para potenciar su sabor, pizca de sal y hasta un poquito de fécula de maíz para espesarlo un poquito.
A mi, como me lo pongan me lo tomo. Y me gusta acompañarlo por un pedazo de cake (de cualquier sabor), pan o galletas.