Las cremas son un alimento confortable. Se pueden comer a lo largo de todo el año: calentitas cuando hace frío o frías cuando hace calor.
Sirven como un primer plato rápido o como entrante fácil de comer y además funcionan también como cocina de aprovechamiento.
Esta crema de hongos es facilísima y tiene un sabor rotundo y acentuado a setas. Si no las pasáis mucho, como yo he hecho, tiene además los tropezones de setas diminutos que resultan muy ricos.
Aunque yo lo acompañé con Gouda trufado -creo que las setas y las trufas casan de maravilla- podéis poner otro queso de vuestro agrado o bien unas lascas de queso parmesano, idiazábal o de un manchego curado.
Para 4 personas:
400 g de setas variadas congeladas (1 bolsa)
300 g de champiñones frescos
3 patatitas medianas
200 mL de nata (crema de leche) líquida para cocinar
una pizca de aceite de oliva virgen extra
500-600 mL de caldo de verduras
1 cucharadita de café de polvo de setas (opcional)
100 g de queso Gouda trufado
aceite de trufa
cebollino
Se pone en una cazuela una pizca de aceite de oliva y se añaden, sin descongelar, las setas variadas. Se van rehogando.
Mientras tanto se van limpiando los champiñones, se lavan y se cortan en trozos. Se añaden a la cazuela.
Se incorporan las patatas peladas, lavadas y troceadas y la cucharadita de polvo de setas (opcional).
Se añade el caldo de verduras.
Se salpimenta y se deja a fuego medio unos 20 minutos, hasta que las patatas estén blandas.
Se agrega la nata (crema de leche) líquida:
Se pasa la batidora hasta que quede una crema lisa. Si la notas muy espesa puedes añadir más caldo.
Se sirve caliente con un chorreón de aceite de trufa, los daditos de queso y un poco de cebollino picado.