Intentando una vez más saciar mi curiosidad por el origen de un plato o de cualquier ingrediente me encuentro una vez más con que el origen está ligado al área mediterránea desde tiempo inmemorial.
Tal es así que hay datos que indican que ya era cultivada por los egipcios 2.500 años antes de Cristo.
Este gran pais que me apasiona: Egipto, uno de los primeros lugares donde surgió la civilización y la primera nación-estado en la historia de la humanidad. Egipto fue un crisol de razas y pueblos, dió origen a una civilización que a través de su influencia marcó profundamente nuestra civilización europeo-occidental con una serie de conceptos y tradiciones que surgieron en las orillas del fértil Nilo, el río más largo del mundo.
Los egipcios hacían un culto de la comida, cuando moría un faraón, lo momificaban y lo adornaban con alimentos; tenían la creencia de que existía una vida después de la muerte.
Los egipcios fueron los primeros comedores de pan, como consecuencia del cultivo de cereales. La cerveza era la bebida nacional, no hay que olvidar que Egipto fue la primera gran potencia en producción agrícola, el delta del Nilo, tan rico en limos, aseguraba varias cosechas al año.
Así mismo, la col lombarda, también fue muy apreciada por los griegos y los romanos con usos tanto en la cocina como en la medicina, ya que con ella elaboraban emplastos y cataplasmas de eficaz remedio para diversos males.
Fue la civilización romana la encargada de extender sus atributos quizás por nuestras tierras andaluzas, pero una vez más un producto gastronómico, en ésta ocasión la col lombarda, me traslada a uno de los lugares que a pesar de haber visitado en tres ocasiones, siempre pienso que he de volver: Egipto.
Como ha de volver a partir de ahora la col lombarda a dar vueltas por “Mi cocina” ya que deja de ser la gran olvidada.
No soy muy de cremas, de “papillas” como decían mis hijos, pero en ésta ocasión he vuelto a experimentar en mis fogones y la verdad que no me ha defraudado en absoluto, quizás por el sabor y el colorido del plato, que a partir de ahora tendré en cuenta, quizás para momentos especiales en “Mi cocina”
La preparé siguiendo éstos pasos:
En una cacerola poner un chorreón de aceite de oliva.
Picar en trozos pequeños cebolla (usé pensando en su dulzor, la cebolla morada) y manzana.
Echarlas en la cacerola y pochar a fuego lento durante unos minutos, sin que se lleguen a dorar.
Añadir la col lombarda picadita y remover unos minutos.
Cubrir con agua, salar al gusto y dejar cocer hasta que esté blandita.
Pasar por la minipimer y mantener caliente.
Mientras picar jamón serrano.
Una vez servida la crema, agregar jamón serrano y unos cuantos piñones.
Si gusta, poner un correoncito de nata (crema de leche) por encima.
Podrán observar, aunque la foto me ha salido oscura, que la nata (crema de leche) se fue diluyendo con la crema debido al tiempo que necesité para sacar la foto.
Está visto y comprobado que necesito un cursillo de fotografía a la voz de ya, por lo que ruego encarecidamente me perdonen la falta de visión del plato; no obstante garantizo que el sabor es exquisito, suave y quedó un plato con una presentación especial.