Croqueta, su definición según el diccionario de la Lengua Española: (Del fr. croquette) f. Fritura que se hace en pequeños trozos, y de forma ovalada por lo regular, con carne muy picada de ternera, gallina o jamón, o de todo esto mezclado con leche y algún otro ingrediente, y amasada con huevo y harina o pan rallado. Se hacen también de pescado, de arroz con leche y de crema.
Su origen en “Mi cocina” fue gracias a mi suegra Paquita que me enseñó a prepararlas, con la pringá del puchero.
Estas croquetas caseras, las malagueñas salerosas, son las mejores, las reinas indiscutible del panorama croquetero de “Mi cocina”, las de más éxito y las más demandadas en casa, aunque con su base y mi imaginación he ido con el tiempo preparándolas de multitud de ingredientes, (pueden ver las recetas en el buscador del blog), mis preferidas las de salchichón de Málaga (receta de Dani Garcia) y las de morcilla de cebolla.
La humilde croqueta casera, “cocleta” o “cocreta” como se las suele denominar a veces en la lengua popular (en Málaga aún se puede escuchar estas palabras), sea del relleno que sea es un acierto, un plato de croquetas puede quedar vacío en un momento si éstas son pequeñas, doradas, crujientes, sabrosas, sin grumos, con una pizca de nuez moscada.
Debe comerse caliente, que cruja y se diluya su relleno en la boca mientras se saborean, deleitándonos al mismo tiempo con su aroma; aunque en “Mi cocina” los incondicionales de las croquetas no dejan de disfrutarla fria, incluso de un dia para otro.
Con total rotundidad es el aperitivo que más le gusta a mi marido, esa persona maravillosa, que me ayuda a balancear mi mundo, que es casi perfecto, que está por mi, que me apoya y me quiere, con quien quiero envejecer, que me hace reir, que comparte mi vida, mi mejor amigo, intenligente, culto, que trabaja duro y al que agradezco que esté a mi lado en todo momento....como él hay pocos en el mundo y uno de ellos el destino lo puso en mi camino y siempre está conmingo.
Con ésta entrada quiero felicitarle, ya que en éstos dias cumple años y nada mejor que con éstas croquetas de pollo asado.
¿Cómo las hice?
Desmenuzar la carne del pollo asado (ver como lo preparo en el buscador del blog), picarla en trozos pequeños con el cuchillo y reservar.
En una sartén echar el aceite-salsa que suelta el pollo asado una vez bien escurrido.
Picar media cebolla blanca y pocharla a fuego lento, salándola previamente, sin que llegue a dorar.
Agregar el pollo y remover bien, echando a continuación la harina (la medida: aproximadamente un vaso) de trigo y tostar removiendo todo el conjunto unos minutos.
Añadir a continuación un vaso de caldo del puchero (ver mi receta igualmente en el buscador) y dos vasos de leche.
Mezclar bien a fin de que no queden grumos e ir removiendo continuamente hasta que la masa de la bechamel esté compacta y no se pegue a las paredes de la sartén.
Dejar reposar y que se enfríe a temperatura ambiente (unas cuatro horas es suficiente).
Dar forma a las croquetas, pasar por huevo batido y posteriormente por pan rallado.
Freir en abundante aceite de oliva muy caliente (aconsejo freidora).
No me gusta en absoluto, decir que son sobras de una comida, pero he de ser realista y reconocer que cuando preparo pollo asado hay trozos de carne que casi siempre queda y como no esa “salsita” que suelta, ése aceitito con sabor a tomillo, limón y ajo asado, que le transmitieron a las croquetitas ése aroma tan definido y maravilloso; debo admitir que es un plato muy de aprovechar, así que:
¡¡ Aproveche !!