Llega la primavera, las nieves se derriten y en la montaña dejan campas y campas de pastos nuevos y frescos que disfrutarán en breve las ovejas. Pues investigadores Lactiker, de la UPV / EHU, han conseguido demostrar que la leche de oveja, y el queso obtenido de ella, es mejor durante la época de pastoreo, debido al aumento de ciertos ácidos grasos. ¿Se podría entonces decir que la leche de oveja, tiene temporada?
Lo que sabemos fijo, sea época o no, es que cada día es más fácil encontrar esta leche, si no es freca, uperizada o pasterizada. Y que en combinación con la Trufa Fresca o el Aceite de Trufa Blanca de Laumont Shop, colaborador y proveedor de The Traveller Cook, se convierte en una exquisitez aún mayor, pues la cuajada fresca y templadita, recién hecha, ya lo es en sí misma, con un poco de miel y una nueces peladas. ¡Maravilloso!
Ingredientes para 4 o 5 cuajadas bien cargaditas:
1 L de Leche de Oveja fresca (siempre que sea posible)
Cuajo natural (los hay de muchas marcas y formatos, puedes encontrarlos en supermercados en la sección de yogures o en farmacias)
Trufa Negra fresca de Laumont
ó
Aceite de Trufa Blanca de Laumont
Elaboración:
No tiene ningún misterio, fácil y rápido, te va a llevar 10 minutos, un postre digno del puro hedonismo de Dionisio.
Si la leche de oveja es fresca, lo esencial es hervirla durante unos minutos y dejarla enfriar. Si la has comprado ya pasteurizada o uperizada, la ponemos simplemente a calentar. La temperatura ideal para que cuaje es de unos grados más que la temperatura del cuerpo, es decir, que a los 40ºC nos va a salir fijo. De todas formas, cada cuajo puede hacer efecto a temperatura distinta, la ideal siempre vendrá indicada en las instrucciones.
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En el fondo de un plato hondo pequeño, un vaso, o tarro de barro para los más tradicionales, verteremos unas gotas de cuajo junto a un chorretón de Aceite de Trufa Blanca o un par de láminas de Trufa Negra fresca picadas en juliana, dependiendo de si sigue habiendo en mercado o no. Con el propio calor de la leche, ésta infusionará con la trufa, y quedará un ligero sabor y aroma a ella. Mientras que con el aceite, el sabor es potente y perdura. Según cuál sea vuestro gusto.
Vierte la leche desde cierta altura para que rompa el cuajo y éste se disuleva en ella. Sin tocar ni mover el recipiente, deja que actúe el cuajo, suele llevar entre 5 y 10 minutos. En cuanto veas que unas burbujitas se han formado y quedado sólidas en la parte superior de la copa, vaso, plato o tarro, ya estará lista para hincarle el diente.
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Receta elaborada por The Traveller Cook con la colaboración de: