El curry es una mezcla de varias especias (comino, canela, cardamomo, etc) Cuando los ingleses se toparon con este sabor quedaron maravillados y decidieron que lo mejor era comercializarla en la denominada Compañía de las Indias. Para no complicarse la vida con la variedad de mezclas (Garam Masala, Korma...) llamaron a todas "curry". Una vez popularizado en gran parte del planeta, cada país o cada cocina la ha ido adaptando a los gustos culturales.
Lo maravilloso del curry es su sabor, su potencia, su perfecta armonía de aromas. Cualquier plato destaca con una buena y calculada dosis de especias. Y en el caso de hoy, vamos a dar personalidad a un variado grupo de verduras y legumbres especiándolo con gracia. Además se pasan por aquí Blake Edwards y Peter Sellers para dejarnos su "guateque" y compararlo con la receta. Espero que disfrutéis de este pequeño caos gastronómico. ¡Mandiles arriba!
Ingredientes (4 personas)
100 grs de garbanzos cocidos
1 cdita de semillas de comino
1 cdita de semillas de hinojo
1 cda de jengibre fresco rallado
1 cebolla morada
300 grs de calabaza
Maíz dulce
80 grs de guisantes congelados
1 calabacín cortado en rodajas
300 grs de tomates
1 cda de Garam Masala
1 cdita de cúrcuma
2 cdas de yogur natural sin azúcar
Sal y aceite de Oliva
Cilantro fresco
Papadums (pan hindú especiado)
Tiempo
30 minutos + 12 horas de reposo (si usamos legumbre seca)
Película comparada
"El guateque" (Blake Edwards, 1968)
Los garbanzos
Lo primero de todo será dejar los garbanzos durante toda la noche en agua fría. Es preferible usar legumbre seca y rehidratarla que tirar de productos envasados. Pero si no tenéis tiempo o si preferís el camino rápido, no hay problema, usad garbanzo ya cocido. Importante colarlo y enjuagarlo para eliminarle todo el líquido de conservación.
Si habéis optado por poner en remojo los garbanzos, al día siguiente los escurrimos y los onemos a cocer. Volvemos a escurrirlos de nuevo y reservamos.
El curry
Ponemos una sartén amplia al fuego con un par de cucharadas de aceite. Rehogamos las semillas de hinojo y comino para que vayan soltando toda su fragancia.
Añadimos la cebolla picada y el jengibre. Sofreímos hasta que la cebolla se dore ligeramente.
Agregamos todas las verduras (calabacín en rodajas, calabaza troceada, maíz escurrido, el tomate en trocitos, los guisantes...) y los garbanzos escurridos.
Incorporamos también el Garam Masala, la cúrcuma y 60 ml de agua. Ponemos a cocer y cuando suba el hervor bajamos el fuego y dejamos cocinando unos 20-25 minutos.
Por último añadimos el yogur, sazonamos y removemos para integrar los ingredientes. Servimos en bols individuales y acompañamos con Papadums (pan hindú, te dejo aquí un link muy chulo para prepararlo en casa). ¡Que aproveche, hitchcookian@s!
Película ideal para degustar este plato
THE PARTY
("El guateque" de Blake Edwards, 1968)
Las primeras ideas que me han venido a la mente a la hora de la comparación cine-culinaria han sido de colorido, de aglomeración, de "batiburrillo" de ingredientes en una sartén y de fragancias elegantes y divertidas. Todos esos aromas exóticos iban personificándose en una comedia, de productos variopintos, dispares, entretenidos...
No es raro, entonces, que enseguida haya encontrado en "El guateque" la imagen idónea para dar con el espejo. La palabra "curry" ya me evocaba a elementos de la cocina india. Y ahí es donde emerge el personaje creado por el enorme Peter Sellers: un torpe actor hindú que todo lo que toca lo convierte en desastre, es decir, en comedia.
El tándem formado por Edwards-Sellers empezó a gestarse en 1962, con la primera de las múltiples entregas de "La Pantera Rosa", o lo que es lo mismo, con los primeros pasos del Inspector Clouseau. Esa alianza fue una de las más fructíferas en el terreno de la comedia de los 60 y 70. La mezcla de ambos talentos dio como resultado sketches antológicos y un sinfín de situaciones que hoy en día siguen siendo referente para la creación de gags visuales y de humor físico. Así que en 1968 decidieron conjugar sus fuerzas para desatarse y disfrutar (sin más) de los delirios humorísticos en todo su esplendor. Todo valía, todo era susceptible de risa, todo podía ser rodado, todo entraba en una película.
"El guateque" es pura anarquía cinematográfica. Sin un guión claro, sin historia definida, sin apenas diálogos. Basa todo su potencial en la acumulación de situaciones, de desastres; un "crescendo" apocalíptico en manos de la estrella: Peter Sellers y su innumerable repertorio de muecas, gestos, torpezas. Un personaje precuela de otros iconos desesperantes como Mr. Bean. Y creador de secuencias emblemáticas como el inicio de la cinta, donde el actor vuela sin querer un decorado multimillonario.
La historia es simple: Hrundi V. Bakshi es un humilde y patoso actor indio que es invitado por error a una pomposa fiesta de altos ejecutivos de Hollywood. Una vez que cruza el marco de la puerta comienza la cuenta atrás para la sucesión infinita del caos que irá generando con cada una de sus apariciones. Poco a poco irá desatando involuntarias catástrofes para desesperación de los elitistas invitados. Y es que es un acierto provocar la cómica desdicha en un ambiente lujoso. Ese es el espíritu "guatequiano".
Nuestra receta empieza su andadura comparativa con los acordes del citar que toca Sellers en los créditos iniciales. Todos los aromas y sonidos hindúes empiezan a pulular por el escenario de la encimera y a asentarse como protagonistas absolutos de la película culinaria. Las especias inundan de fragancias orientales la cocina. Algo así como la llegada de Bakshi a la fastuosa mansión del productor: su sola presencia destaca por encima de todos. Su piel tiznada (profundamente maquillada para la ocasión) es reconocible en todo ese baile de "hombres blancos". Imposible pasar desapercibido, imposible no llamar la atención.
Entonces empieza el revoltijo... Tomemos la olla o sartén como lugar de los hechos donde irán confluyendo todas las peripecias y personajes. Como he planteado, "El guateque" es un "crescendo" de acontecimientos, cuya línea de locura se puede observar en la "borrachera gradual" que va teniendo el maravilloso personaje del camarero: de un sorbito inocente a beberse el agua de los floreros. Inicialmente Bakshi sólo pasea timorato por los decorados, tratando de ser uno más. Pero poco a poco irá emergiendo su torpeza (el zapato que navega por la fuente, el lío del cuadro de mandos, la "discusión" con el pajarito Num-Num...) y los aromas hindúes empezarán a salir a la luz con el tueste de las semillas de hinojo y comino.
Enseguida se van sumando personajes a este "festín de la comedia". La cebolla morada, el jengibre y las verduras se arremolinan a esa mesa imposible donde tendrá lugar una cena rocambolesca (sillas enanas, pollos voladores, peleas entre el servicio...) Ese actor hindú empieza a no estar solo, sus meteduras de pata encuentran en los comensales las dianas perfectas para sus gafes dardos. Todos se van entremezclando en el desastre generado. Cocinando lentamente pero sobresaliendo los aromas del protagonista total con el Garam Masala y la cúrcuma.
Y ya llegamos al clímax. Los personajes herméticos de la farándula hollywoodiense (como lo puedan ser los guisantes, el calabacín, la calabaza...) se reblandecen con "el guateque" montado muy a su pesar. Su crudeza inicial ahora es una tierna capa gracias a los accidentes alocados del noble y torpe actor. El yogur termina por darnos ese elemento festivo de la película: la marea de espuma que tiñe de blanco todo el escenario. La paleta de colores que nos ofrece el plato - muy Bollywood - se asemeja a toda la explosión final donde elefantes pintarrajeados se mezclan con los vistosos trajes de los invitados, con el verde del jardín, con los muebles art-decó, con el agua de la piscina... Sale el sol. Termina la fiesta y apagamos el fuego. El caos de ingredientes amanece en la olla, revueltos, entremezclados unos con otros, absorbiendo los sabores de los demás...
"El guateque" es una gran comedia aunque puede adolecer - sobre todo para quienes no la hayan visto - de cierto ritmo lento. Pero ese tempo es provocado y medido para ir engrandeciendo la risa. Hay sketches mejores que otros, desde luego. Y el tiempo siempre es un enemigo cruel para ciertas películas. Pero en mi caso creo que este curry cinematográfico no pierde, sino que se hace más entrañable y más delicioso con el paso de los minutos. Es una fiesta culinaria. Es Sellers en todo su esplendor, para bien y para mal. Que empiece el caos, amigos...
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