Los ingredientes para dos personas son:
375 g de costillas de cerdo o de ternera
2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
1 hoja de laurel
1 pimiento verde
1/2 cebolla
4 ajos
1 tomate
3 patatas medianas
1/2 taza de vino
1 pizca de sal
2 tazas de agua
1 pizca de pimienta
Mi madre en ocasiones le añade azafrán, pimentón o colorante para darle un color más intenso al guiso.
Preparación:
Lo primero que hacemos es preparar tanto los ingredientes como los utensilios que vamos a necesitar. Lavamos el pimiento y picamos en brunoise. Pelamos la cebolla y los ajos y cortamos en brunoise también. Lavamos y secamos bien el tomate y cortamos en brunoise también.
Lavamos y secamos bien las patatas, las pelamos y troceamos. Lo mejor es meter el cuchillo en la patata y no realizar el corte hasta el fondo, sino hacer palanca y romper en trozos la patata. Esta manera de cortarla de forma irregular permite que salga el almidón que hará que el caldo quede más espeso.
En una olla introducimos la carne, el aove, el laurel, el pimiento, la cebolla, los ajos, y el tomate y ponemos al fuego. Sofreímos. Añadimos sal al gusto. Cuando la carne y la verdura estén cocinadas, vertimos el vino.
Mi madre, mientras espera a que el vino se evapore, prepara las patatas, yo prefiero tenerlo todo listo desde el principio.
Echamos las patatas cortadas y "se marea" un rato, como dice mi madre. Yo las he cocinado durante 8 minutos.
A continuación, añadimos agua, pero que no cubra por completo las patatas, yo he vertido 480 ml de agua. Si quieres utilizar pimienta, ahora es el momento de ponerla. Tapamos y cocinamos durante 20 minutos, o hasta las patatas estén tiernas.
Transcurrido este tiempo, las probamos y rectificamos la sal y la pimienta si es necesario. Si las patatas están tiernas, apartamos del fuego.
Presentación:
Me gusta utilizar las cocottes para este tipo de recetas, estas ollas, son además de bonitas, al finalizar la cocción, podemos llevarlas a la mesa para servir.
Recuerdo cuando todos estábamos sentados en la mesa de la cocina, mi madre nos servía en platos hondos de cristal verde y todos callados, disfrutábamos de este delicioso plato de cuchara calentito y reconfortante.
Bon appétit!
Fuente: este post proviene de Pequeños Accidentes, donde puedes consultar el contenido original.
¿Vulnera este post tus derechos? Pincha aquí.
Creado: