Llevaba mucho tiempo queriendo hacer una publicación como la de hoy y todavía no había encontrado el momento. Se trata de una especie de oda a la hamburguesa, pero, ante todo, es una reflexión en busca de algo que siempre estamos buscando, como es el secreto de una buena hamburguesa.
Cualquier foodie que se precie sabe que las hamburguesas son todo un manjar. Ya no simbolizan el ejemplo perfecto de fast food. Realmente han ido adquiriendo su propia personalidad y, en parte, impulsado gracias a los grandes chefs y cocineros del mundo, que han elevado a este plato, incluso a niveles de gourmet.
El otro día, cuando pedí Goiko a domicilio (entra en Just-Eat.es por si tú también quieres), recuerdo que mirando la carta era incapaz de escoger una. Es decir, me tiré como 35 minutos, sin exagerar, debatiéndome por el tipo de hamburguesa que comería aquella noche.
No es broma lo que cuento, me encantan las hamburguesas y claro, muchas veces no consigo decantarme por una o por otra. Entre el eterno debate entre si pollo o ternera, debo admitir que siempre tiro más hacia ternera. Aunque las he probado de cordero, de cerdo, de setas…, de todas las formas posibles.
Pues bien, cuando llegó mi pedido a casa, preparé todo en la mesa y cuando fui a darle el primer bocado, se me pasó por la mente esa incógnita que os planteo al comienzo del post. El secreto de una buena hamburguesa, además de la calidad de sus ingredientes, creo que está en el saber congeniar los distintos ingredientes de la combinación.
Por ejemplo, yo esta vez, me decanté por una hamburguesa con aguacate. Ya sabéis que como mucho aguacate, lo veis en mis recetas, pero siempre lo acompaño con pescado o verduras, nunca antes lo había comido con carne y mucho menos con ternera.
No estaba muy convencida de si me iba a gustar. Son las dudas de siempre, pero como soy muy echada para delante, me dije: hay que probarlo. Finalmente, mereció la pena escoger esa hamburguesa, estaba deliciosa. Nunca pensé que el aguacate o el guacamole le pudiera quedar tan bien.
Si continuamos con la reflexión del secreto de una buena hamburguesa, nos encontramos que, aparte de la carne, otro ingrediente imprescindible para mí es el queso. Soy muy fan del queso cheddar en este plato, me encanta cuando está medio derretido, que parece salsa y se impregna en la carne…, ¡qué hambre me está entrando!
Otro de los sabores que más me gusta encontrarme son los toques amargos como el del pepinillo, incluso la cebolla también le da ese toque o el de algún tipo de salsa. En cambio, lo que no me gusta nada, es el sabor ahumado del bacon. Lo sé, sé que para muchos es un imprescindible. No obstante, a mí me parece que mata el sabor de los otros ingredientes y como que al final, en la boca, lo único que tienes es el aroma de la panceta frita.
Luego está el acompañamiento, una hamburguesa sin sus patatas no es nada. Fritas, de gajo, al horno…, da igual, pero patatas. En algunos sitios, la acompañan de ensalada, batatas, etc. Sin embargo, para mí las hamburguesas tienen que ir sí o sí acompañadas de patatas.
Después, si queréis algo más, es bienvenido. Por ejemplo, el otro día cuando pedí a domicilio, encargué también unos entrantes que comí en el Goiko de Burgos, los fat balls, que me encantaron y dije: me los voy a pedir de acompañamiento otra vez.
En definitiva, creo que el secreto de una buena hamburguesa es, al final, esa que está elaborada con tus ingredientes preferidos. Además, si te la traen hecha a domicilio, como me hicieron a mí, evitándote cocinar. Entonces, te gusta mucho más, ¡jajajajaja!