Nunca habrás disfrutado del mundo correctamente hasta que el mar fluya por tus venas y hasta que estés vestido con los cielos y coronado con las estrellas. (Thomas Traherne).
Como cada tarde de los tórridos meses veraniegos, nos sentamos frente al mar, casi sin movernos, sólo para nadar un rato, bucear y refrescarnos de los abrasadores rayos de Sol. Nos dejamos acunar por el canto de las chicharras y por el sonido que hacen las verdes ramas de cañas al entrechocar movidas por un suave viento de levante. Hay magón en la mar.
Miramos al horizonte donde el cielo se pinta de umbrosos violetas, azules celeste y grises marengos; a lo lejos se ven algunos delfines saltar alegres, libres, felices, camino del Faro de Calaburra. Y nuestra mirada siguen la estela como cada tarde del vuelo de los patos que vuelven a no sé donde, a un desconocido arroyuelo que les servirá de hogar, los contamos, son siete.
Así pasan las horas, sentados en el rebalaje, escuchando el romper de las olas, abandonándonos a su rumor, observando cómo vienen parsimoniosas y rítmicas, deteniéndose como si dudaran llegar hasta la orilla, hasta nuestros propios pies y volverse para continuar su camino, rompiendo una y otra vez en una fiesta de espuma sobre los chinorros.
Miramos al mar hasta que el crepúsculo se cierne sobre el roqueo que nos arropa. Y así pasamos las soleadas tardes y los lánguidos atardeceres, los dos unidos, juntos, mirando al horizonte, junto al mar, contigo, siempre a tu lado.
Es en Agosto, cuando menos tiempo dedico a “Mi Cocina”, cuando aunque esté abierta totalmente a los caminos virtuales, quien cocina, quien escribe, quien publica dedica su tiempo a descansar, a vivir, a soñar.a ser posible junto al mar; es por ello que está el blog menos activo y van quedando recetas en el ordenador esperando que llegue el mes de Septiembre para coger nuevamente el ritmo que habitual desde principios del 2009.
No obstante, no quiero dejar atrás algunas ideas como ésta ensalada, por estar preparada con un fruto de temporada, que se dan en éste mes de Agosto en la provincia de Málaga: los higos.
Es por ello que les animo a disfrutar ésta deliciosa fruta, añadiéndola a una ¿ensalada? Como entrante o plato único. ¿Les apetece?
¿CÓMO LO HICE?
INGREDIENTES PARA DOS PERSONAS:
Tres higos maduros, un aguacate pequeño, un trozo de cebolla morada, medio limón, tres lascas de jamón serrano, dos cucharadas soperas de miel de caña, sal, una cucharada pequeña de sésamo y aceite de oliva virgen extra.
LOS PASOS A SEGUIR:
Lavar los higos, cortarles el rabo y partir cada uno en cuatro trozos.
En una sartén a fuego suave, tostar las semillas de sésamo con cuidado de que no se lleguen a quemar.
Cortar en trozos muy pequeños la cebolla y reservar.
Pelar el aguacate, sacar la pulpa y colocarla en un cuenco. Machacar el aguacate añadiéndole unos gotas de limón, salando al gusto. Incorporar los trocitos de cebolla y mezclar bien.
En un recipiente echar el resto del zumo de limón junto con la miel de caña y tres cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra emulsionando hasta que queden bien integrados los tres ingredientes.
A la hora de emplatar, colocar una base de la crema de aguacate, colocar encima los trozos de higo, entre ellos el jamón serrano. Espolvorear el sésamo, salar al gusto y regar con la emulsión de miel, limón y aceite de oliva virgen extra.
¡¡ Buen provecho !! Y disfruten del verano, siempre con la precaución propia del momento que nos ha tocado vivir..Sean felices.