Casi sin darnos cuenta nos hemos metido de pleno en el Carnaval.
En mi pueblo, y no me preguntéis la razón porque la desconozco, los carnavales siempre se adelantan. Aquí se han celebrado este fin de semana pasado, coincidiendo además con San Valentín y en mi caso particular con la fiesta de cumpleaños de Lara (y Elena, que como es tan pequeña y hay sólo 19 días entre uno y otro, este año su cumpleaños lo hemos celebrado con el de la hermana. A partir del año que viene tocará montar dos fiestas en menos de un mes)
Como podréis suponer tan magno acontecimiento ha eclipsado por completo (al menos en casa) las otras celebraciones ¡no podía ser menos!
En Instagram hay publicadas algunas fotos de la mesa dulce que le monté a las princesas. Es la primera que hago y tiene muchas cosas mejorables, pero por otro lado estoy bastante contenta con el resultado.
La receta que os traigo hoy no tiene nada que ver con el cumpleaños de Lara. A estas alturas y teniendo en cuenta que desde el 26 de Diciembre (cumpleaños de mi marido, en plena navidad) hasta el 17 de Febrero (cumpleaños de Lara) pasamos además por tres cumpleaños en Enero (el de mi padre, el mío y el de Elena) comprenderéis que no me queda ni un ápice de ganas de seguir con el modo festivo ON.
Como además en mi zona no hay una tradición repostera (al menos que yo conozca) para Carnaval aquí estoy con una "triste" galleta gigante que no será festiva pero que hará del desayuno o la merienda toda una fiesta cuando la horneéis.
A mí las galletas me gustan. Soy capaz de coger un paquete y no parar de comer hasta que toque fondo. Hay cosas con las que no tengo mesura. Me da igual si tienen chocolate, relleno de crema, canela, semillas, fruta...es oir (u oler) galleta y muto en Triki.
Y aquí entra el dilema de lo poco saludables que son las galletas industriales y que para hacerlas caseras a veces se necesita más tiempo del que yo dispongo. El tema de estirar, cortar, hornear, volver a estirar la masa, volver a cortar y así hasta terminar no es algo que pueda hacer cada semana ¡ni cada mes!
A veces ni siquiera doy para hacer bolitas y hornear por lo que las galletas se han convertido en las grandes olvidadas de mi cocina desde que las niñas llegaron.
Pero un día te planteas que por qué no hacer una galleta gigante, de esas que son pura tentación, que no tardas nada en tenerla en el horno (y casi menos aún en devorarla a pellizcos)
Confesaré que tengo varias en borradores pendientes de ver la luz. Hice unas cuantas durante mi baja maternal cuando nació Elena y prometo irlas publicando poco a poco.
Con esta en concreto quise darle salida a un paquete de panela que llegó en una caja de productos a la que estoy suscrita. Mi idea de la panela es que dejaba un sabor acaramelado en lo que se preparaba con ella. La primera vez que la usé fue también para preparar galletas, en este caso con aceite de oliva, y comenté que no notaba ese sabor acaramelado en ellas. Fue Isabel la que me dijo que usándola con mantequilla sí que se acentuaba el sabor y me metí de nuevo en harinas ¡pero ni por esas!
Matadme sin queréis, pero yo no noto, en lo que a sabor se refiere, diferencia entre usar azúcar blanco, azúcar moreno o panela. Será más sana, olerá mejor y todo lo que queramos, pero aquí la que escribe no percibe ni un matiz de diferencia.
Esta fue la galleta de los restos. Que si un poco de panela, que si un resto de harina de espelta, que si los nibs de cacao... y yo feliz de ir sacando paquetitos que rodaban por los armarios de la cocina. ¡Y el resultado no podía ser mejor!
Duró un suspiro.
Para mi gusto sólo tiene un pero, y son precisamente los nibs. No es que no estén buenos, es que no funden y cuando te los comes no es precisamente lo que esperabas. Así que si no tenéis en casa pues gotas de chocolate o una tableta troceada ¡y quedará perfecta!
A mí que me encantan estas galletas gigantes con el centro poco hecho (en las fotos se aprecia bastante bien) hubiera agradecido unos trocitos de chocolate fundidos recién salidos del horno ¡entonces no hubiera quedado nada en el mismo día!
Que rica está, nadie se llame a engaños, pero le faltaba ese punto para ser perfecta.
Y al que no le guste el centro menos hecho ¡no hay problema! se deja diez o quince minutos más en el horno ¡y arreglado! ¡una galleta al uso! (aunque de tamaño maxi)
Tampoco sería problema hacer bolitas y hornear galletas de tamaño "normal" Habrá que ajustar los tiempo de horneado (no más allá de 12-15 minutos por hornada) y llenaréis un bote de deliciosas galletas para desayunar o merendar. Si las hacéis por la mañana no creo que lleguen a la noche ¡avisados estáis!
Espero que os animéis y para futuros años espero tener alguna receta típica de Carnaval que compartir con vosotros en estas fechas ¡aunque sea del otro confín del mundo! A ver si cojo muchas ideas de vuestros blogs en esta semana.
Os invito a un trozo de esta galleta y lo acompañamos de un café, un té, chocolate...¡lo que queráis! y os cuénto cómo prepararla en casa ¿me acompañáis?
Ingredientes:
* 95 gramos de mantequilla
* 275 gramos de harina de repostería
* 25 gramos de harina de espelta
* 1 cucharadita de bicarbonato sódico
* 135 gramos de panela
* 3 huevos
* 1 cucharadita de esencia de vainilla
* 55 gramos de nibs de cacao (o chips de chocolate)
Elaboración:
1. En un bol ponemos la mantequilla a temperatura ambiente y la panela y batimos hasta obtener una mezcla cremosa.
2. Añadimos los huevos de uno en uno y batimos hasta integrar.
3. Incorporamos la esencia de vainilla y el bicarbonato sódico.
4. Por último vamos agregando la harina y vamos mezclando hasta que esté integrada. La masa será húmeda pero manejable.
5. Ponemos los nibs de cacao y mezclamos bien para que queden esparcidos por toda la masa.
6. Vertemos en el molde en el que vayamos a hornear e introducimos en el horno precalentado a 180ºC
7. Horneamos durante 20 minutos o hasta que la galleta esté dorada.
La mía ha quedado con el interior húmedo que era lo que buscaba. Si la queréis más crujiente dejadla de 25 a 30 minutos en el horno ¡cuidado con pasaros de tiempo o acabará dura!
Receta sencilla y rápida donde las haya. Ya sabéis que a mí me encanta ensuciar poco en la cocina y tampoco soy muy fan de recetas que requieran sí o sí de algún tipo de aparato para hacerlas porque entonces soy yo la primera que se desanima.
Para conservarla la podéis envolver en film transparente o meter dentro de una lata o un táper que cierre bien.
Para mi gusto con un toque de micro, con el centro calentito está de locura, pero eso es a gusto de cada uno.
Poco a poco me voy haciendo dueña de algo más de tiempo, aunque siempre surgen mil y una cosas que me impiden estar en la blogosfera al ritmo que me gustaría. Dadme un poco más de tiempo y estaré ahí dando guerra.
Quiero daros las gracias por seguir pasando por mi cocina cada semana y por todos y cada uno de vuestros comentarios. Me demostráis mucho y no tengo palabras para agradecer tanto cariño y tanta fidelidad.
Como os he dicho si entráis en mi perfil de Instragram podéis ver algunas fotos del cumpleaños de Lara, la semana que viene espero contaros más cositas de estas niñas y explicar cómo hemos dado entrada en casa a una nueva remesa de juguetes. El Corte Inglés tiene menos Nenuco que mis nenas, palabra de Cuca.
El jueves que viene nos vemos con una nueva receta. Mientras tanto disfrutad de los carnavales y sed felices.
Manos a la masa y ¡bon appétit!