Buscando opciones para no tener que comer los garbanzos siempre en cocido ya que hemos abierto una guerra en casa contra el colesterol me encontré con esta receta. Bueno, exactamente con esta receta no, ya que es resultado de una fusión de varias recetas que me encontré por la red.
El resultado es delicioso, puedo decir, que a mí me ha gustado más que un cocido (sin desmerecer).
Ingredientes
5 puñados de garbanzos
2 sepias
1 zanahoria
2 puerros
1/2 cebolla
2 dientes de ajo
1cda. tomate frito
1 trozo pimiento rojo
1/2 vaso vino blanco
1 hoja laurel
Sal
Pimentón
Aceite de oliva Elaboración
Poner en remojo los garbanzos la noche anterior.
Cocinar en una olla rápida los garbanzos junto con una hoja de laurel, un puerro, una zanahoria y un diente de ajo cubiertos de agua durante 20 minutos desde que sube la válvula (unos 25 minutos en total).
Pochar un puerro, un trozo de pimiento rojo y media cebolla picados muy finitos en una cazuela con aceite de oliva a fuego medio-bajo y removiendo de vez en cuando. Cuando esté comenzando a ponerse la cebolla transparente añadir un diente de ajo picadito y dejar cocinar todo junto un minuto más.
Añadir una cucharada de tomate frito (si es casero mucho mejor) y 1/2 cdta. de pimentón y removiendo dejar todo medio minuto al fuego.
Cocinar en la cazuela junto con el sofrito anterior las sepias en trozos pequeños (como de un bocado) removiendo para que no se pegue y cuando estén medio hechas añadir el vino blanco. Dejar cocer a fuego lento durante 10 minutos.
Escurrir los garbanzos y añadirlos a la sepia. Si es necesario, añadir un poco del agua de cocción de los garbanzos al guiso. Cocinar todo junto durante 5 minutos más para que se mezclen los sabores.
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