Cuidado que en verano apetecen las cremas o sopas frías y los gazpachos. El cuerpo no te pide guisotes contundentes y sólo queremos refrescarnos para aliviar el calor.
Aunque hay ofertas muy socorridas (y baratas) para consumir gazpacho durante todo el año en España en los supermercados, yo recomiendo utilizar hortalizas frescas y darle a la batidora un ratito.
Es cierto que tardamos más que en abrir un brik, pero la satisfacción de hacerlo uno mismo, sin añadir colorantes ni conservantes, y controlar todo lo que echamos, es inmensa.
Si además, como es mi caso, cuentas con un trío de tragaldabas que te felicitan siempre por lo que les cocinas, la recompensa me compensa...
Este gazpacho se elabora como uno tradicional, lo único es que al batir las hortalizas se le añade un trozo de remolacha. El color es más intenso, más rosado y los tropezones de queso de cabra le dan un toque más modernete.
La receta está adaptada del grande Martín Berasategui.
Para 5-6 personas:
1kg de tomates muy maduros
1/2 pimiento verde italiano
1/2 pieza de remolacha cocida (unos 60 g)
1 rodaja de pepino
1 trocito de pan duro (como en la foto)
4 cucharadas de AOVE (Aceite de Oliva Virgen Extra)
1 cucharada de vinagre de Jerez
sal
rulo de queso de cabra
cilantro para decorar (o perejil)
Se lavan los tomates y, mejor aún queda la textura, se pelan. Se cortan en trozos y se añaden al vaso batidor.
Se lava y pica el pimiento y se corta una rodaja de pepino, pelándola (el resto lo guardamos para decorar). Se añade el pan, el aceite y el vinagre y se sala.
Se bate bien unos minutos con la batidora. Se rectifica de sal o se añade un poco de agua mineral si está muy espeso.
En mi caso, con la batidora americana de vaso queda muy bien la textura y no aparecen pieles ni pepitas, pero si es necesario podéis pasar el gazpacho por el chino.
Se pone a enfriar en la nevera un par de horas y se presenta en vasitos o en boles con una rodaja de pepino, el queso desmenuzado, una hoja de cilantro y unas gotas de AOVE y de vinagre.