Estos gofres de Lyon son particularmente versátiles y sociables, se llevan bien con casi todo y son ideales para tomar tanto calientes como fríos. Aquí te proponemos cuatro combinaciones dulces pero con acompañamientos salados también triunfan. No te los pierdas que son facilísimos.
Perfectos para esos días en que te apetece todo y te sientes creativo en cuanto a sabores. Te proponemos de izquierda a derecha y de arriba a abajo: cassonade y azúcar glas, mermelada de albaricoque, jarabe de arce y nata montada (crema de leche).
No hace falta que te comas uno de cada, existe un curioso artefacto llamado cuchillo que te permitirá dividir un ejemplar en varias porciones y no acabar agonizando.
Los que sobren los congelas en una bolsa cerrada y esperarán hasta la próxima vez. En la tostadora en menos de 2 minutos vuelven a estar como recién hechos.
Con tanta nacionalidad loca de gofres, seguro que alguno se cree que no es de aquí; y qué más dará.
Ingredientes 10 gofres (depende de la gofrera):
250 g de harina
1/2 sobre de levadura química
125 ml de agua
125 ml de cerveza
125 ml de leche
1 pellizco de sal
60 g de mantequilla a temperatura ambiente
15 g de azúcar
2 huevos
1 sobre de azúcar vainillada
Opcional: ralladura de naranja o de limón o esencia de ron o cualquier aroma que te apetezca
Preparación:
Batimos los huevos con el azúcar hasta que la mezcla esté espumosa, seguimos batiendo mientras añadimos el resto de ingredientes: la mantequilla, el azúcar vainillado, la sal, las ralladuras si las usamos, y por fin los líquidos, cerveza, agua y leche.
Añadimos la levadura, mezclamos y para terminar añadimos la harina tamizada, mezclamos lo justo para incorporarla y dejamos reposar durante 30 minutos. Resulta una masa muy líquida.
Se hace perfectamente con unas varillas manuales o con un tenedor, no merece la pena enchufar ningún cacharro.
Ya estamos listos para cocer los gofres. Calentamos la gofrera, podemos engrasar las placas con una brocha y aceite de girasol, en mi caso no es necesario.
Una vez las placas están muy calientes echamos un cucharón de masa a cada lado. La cantidad orientativa la ves en las fotos, tiene que cubrir los huecos pero se tiene que ver la parte superior del relieve para que pueda crecer la masa sin rebosar. En seguida verás burbujas en la superficie y cómo se cubren los espacios. Es el momento de cerrar la gofrera y girarla si es un modelo que lo permita.
Transcurrido un minuto volvemos a girar a la posición original y transcurridos tres minutos podemos comprobar el punto del gofre y sacarlos a una rejilla si están listos. Procedemos igual con el resto de la masa hasta completar.
Resultan unos gofres muy ligeros debido a la presencia de agua y cerveza entre los líquidos. La masa es tipo la pasta “choux”, de ahí el nombre de “gaufres lyonnaise”, aromática, textura aireada y resistente a los rellenos. Como hemos dicho antes y a diferencia de otros tipos de gofre se pueden tomar fríos.
Fíjate en el corte, ¿a que habla por sí solo? ¿Tú con qué te los vas a tomar?
Los que sobren al congelador como siempre.
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