Las facciones de su cara, el hecho de que no fuera un niño que riera con facilidad, sonrisas apenas esbozadas
El carácter acompañaba a la perfección su semblante
Había crecido en un hogar feliz, rodeado de personas que lo amaban
Desde muy pequeño, miraba a su alrededor con una tranquilidad pasmosa. Observándolo todo minuciosamente
Pero parecía que nada de lo que viera le producía alegría
Cómo si todo lo que viera le produjera una profunda tristeza
Las personas que le conocían, al tiempo le decían que cuando lo habían visto por primera vez, imaginaban que arrastraba una historia triste, un drama familiar, una infancia desgraciada
Él les sacaba de su error. No conseguía ver la parte positiva de las cosas, las buenas, aquellas que te hacen sonreír o reír, las que te dan motivo para seguir adelante
No recordaba bien cómo fue a parar a ese trabajo
Tenía unos veinte años cuando unos amigos le pidieron ayuda. Necesitaban a alguien que les ayudara a montar una fiesta infantil con juegos, disfraces, magia, marionetas
Tranquilo, le dijeron riéndose a carcajadas, no tendrás que hacerlos reír solo ayudar a cargar y descargarlo todo
Así se ganaban unos dineritos fácilmente sin gran esfuerzo. Chavales jóvenes, divertidos y optimistas
Pero el destino, pone a todo el mundo en su lugar o mejor dicho o le busca un lugar a todo el mundo
Esa tarde, en un patio lleno de niños, con todo preparado para una gran diversión, farolillos de colores, una enorme piñata, mesas a rebozar de chucherías, alegría, nerviosismo, algo debía fallar
Un niño de seis años lloraba porque quería un payaso para su fiesta de cumpleaños, porque le habían prometido un payaso para su fiesta de cumpleaños y el payaso en cuestión pensó que mejor se quedaba en su casa, que aquella tarde de sábado no le apetecía nada estar rodeado de niños gritones y malcriados
Lloraba y lloraba y sus padres ya no sabían que hacer. El padre se acercó a aquellos chavales que habían preparado de todo para aquella fiesta de cumpleaños menos un payaso, y les amenazó, sin contemplaciones: no volverían a hacer organizar una fiesta infantil en mil kilómetros a la redonda si no solucionaban aquello, ya
¡Ponte aquí! ¡Ven, que yo te maquillo! ¡Cámbiate de ropa! ¡Deja de quejarte! ¡Joder, alegra ese careto! ¡Qué mala suerte tenemos, colega! ¡Cuando vean a este, los padres nos matan y los niños montan la de dios!
Así que cuando estuvo vestido y maquillado de payaso, lo lanzaron al ruedo pensando que era la única opción
Pero como en la vida todos encontramos nuestro lugar y si no lo encontramos nosotros, nos lanzan a él sin contemplaciones, aquel día "Cara triste" encontró su lugar en el mundo
Lo encontró con la cara pinta, haciendo reír a unos niños histéricos e impacientes
Él que nunca había encontrado la parte alegre de la vida y así lo transmitía su cara
Y así descubrió que hacer reír a los demás, para él, era mucho más importante que lamentarse por no saber reír
Y descubrió que dar es mucho más importante que recibir
Y descubrió otras muchas cosas, esas cosas típicas que se dicen pero que no se experimentan, que se dicen pero prefieres ser tú el que recibas, el que rías, que se dicen porque crees que estás diciendo algo importante, que se dicen y probablemente nunca experimentas realmente
Todo esto lo descubrió con veinte años, un chico al que su madre de bien pequeño llamaba "mi niño triste", un chico que pensaba que en el mundo había más motivos para estar triste que para sonreír
Quince años después, ese niño triste, seguía llevando alegría allá dónde hubiera niños con ganas de reír
Niños con ganas de reír, a pesar de todo
INGREDIENTES
1 kg de costilla de cerdo sin adobar
800 g de patatas
1 cebolla
2 dientes de ajo
2 pimientos verdes
1 puerro
1 zanahoria
1 hoja de laurel
200 ml de vino blanco
1 litro de calde de carne o 1 litro de agua + 1 pastilla de caldo de carne
Aceite
Sal
Pimienta en grano
ELABORACIÓN
Picar la cebolla
Picar los ajos en láminas
Picar los pimientos
Cortar la zanahoria en rodajas
Cortar el puerro en rodajas
Cortar las patatas en cachelos
Poner en la cubeta 3 cucharadas de aceite
Rehogar la costilla en dos tandas
Dorar
Retirar y salar
Sofreír la cebolla hasta que se ablande
Añadir el resto de verduras
Rehogar bien
Retirar
Triturar
Cancelar menú
Volver a poner el sofrito triturado en la cubeta
Añadir la costilla
Remover
Añadir el vino
Remover y dejar evaporar el alcohol
Añadir las patatas
Remover
Añadir el caldo, el laurel, sal y unos granos de pimienta
Remover
Menú Guiso 15 minutos
Dejar despresurizar sola
Receta adaptada de la revista Love Cocina nº 49 pág.45