Tiempo de empezar a pensar en el verano que ya está a la vuelta de la esquina y tiempo de "desempolvar" esas heladeras, aunque la mía mucho polvo no tenía porque estuvo todo el invierno metida en el congelador preparada para este momento, así que doy por inaugurada oficialmente la temporada de helados y me estreno con un helado de fresas rico, rico.
Fue el verano pasado cuando, después de ver la heladera de Lidl de oferta, me picó el gusanillo por tener la mía propia, pero en vez de coger esa decidí desembolsar un poco más de dinero y comprar el accesorio heladera para mi adorada KitchenAid y así sacarle más provecho todavía del que le saco a esta maravilla de máquina, cualquier día se me pone en huelga por "explotación reposteril".
El único "pero" que le pongo es su tamaño, pero vamos, parecido al de cualquier heladera, el resto sólo son ventajas y lo mejor de todo, puedes tener el congelador lleno todo el año de helados caseros que se preparan en un momento y son mucho más sanos y sabrosos que los industriales.
Para el primer helado casero de la temporada opté por aprovechar unas riquísimas fresas 100% asturianas y el resultado salta a la vista que es más que aceptable.
¿Ponemos las heladeras en marcha?, venga, vamos con la receta.
INGREDIENTES:
300 g de fresas
150 ml de leche entera
100 g de azúcar
40 g de azúcar invertido
350 g de queso Philadelphia
1 yogur natural
fresas enteras y hojas de menta o hierbabuena para decorar
MODO DE PREPARACIÓN DEL HELADO:
Lavamos y secamos las fresas, les quitamos el pedículo y las cortamos en trozos.
Trituramos con un tenedor o batidora dependiendo de si queremos encontrarnos trozos de fresas en el helado o no.
Si optamos por triturar con batidora, como nos va a quedar una mezcla fina, también podemos pasarla por un chino o colador para quitar las semillas, aunque a mi particularmente me gusta más con ellas.
Vamos añadiendo el resto de ingredientes comenzando por la leche y removemos para integrar.
Incorporamos los dos tipos de azúcar, el normal y el invertido, y seguimos removiendo.
Por último añadimos el yogur y el queso removiendo hasta que esté todo completamente integrado.
Pasamos la mezcla a un recipiente que tenga tapa y guardamos en la nevera durante unas 4 horas.
Una vez que la mezcla esté bien fría ponemos la heladera en marcha para mantecar el helado durante unos 30-40 minutos o hasta que veamos que está cremoso.
Pasamos de nuevo a un recipiente con tapa y al congelador hasta el día siguiente.
Sacar del congelador 10-15 minutos antes de consumir.
Se sirve el helado en copas y lo adornamos con unas fresas enteras y unas hojas de menta o hierbabuena.
¿Ves qué sencillo es?, ya no tenemos excusa, a partir de ahora podremos hacer helados caseros todo el año aprovechando las frutas de temporada.