La verdadera amistad es la que perdura a pesar del tiempo, de las diferencias y la distancia.
Nos invitaron a cenar hace unos días unos buenos amigos y como aperitivo, entre otros, un exquisito hummus que me hizo recordar que aún no lo tenía publicado en el blog, aunque sí que lo había preparado en alguna que otra ocasión en Mi Cocina.
Así que ni corta ni perezosa, pensé en aprovechar ésos garbanzos que siempre me suelen quedar cuando, cada semana, preparo un puchero.
La receta original de hummus se hace con garbanzos secos, que han estado previamente en remojo durante toda la noche y se han cocido al día siguiente durante su tiempo correspondiente. Pero seamos francos, ¿quién pone los garbanzos en remojo la noche antes para hacer hummus? Creo que generalmente suelen usar en otras cocinas garbanzos cocidos en conserva, o cómo yo suelo hacer, lo más rápido y cómodo es tirar de garbanzos ya cocidos en un delicioso puchero. Hay que aprovechar y procurar no tirar nada ¿No creen?.
Hummus ( en árabe: حمٌص ) significa simplemente garbanzo.
El Hummus, hommos o Hoummous, sencillamente es un puré de garbanzos cocidos y sin lugar a dudas parece tener su origen en el Antiguo Egipto.
Existen referencias a este platillo en los restos arqueológicos encontrados en los templos y tumbas del antiguo Egipto, lo que demuestra que ya formaba parte de la dieta de los egipcios hace más de 4000 años. Aunque perteneciente al mundo árabe, se ha difundido por la cuenca del mediterráneo, siendo un plato tradicional y popular a lo largo y ancho de todo Oriente Medio, incluidos Grecia, Chipre y por supuesto Egipto…de ahí al mundo.
Una receta que he degustado en mis viajes a Egipto, han sido tres las ocasiones y en la última ocasión con mis hijos...
El hummus en su receta más completa suele llevar tahina (pasta de sésamo – ajon jolí) y se denomina Hummus bi tahina, que en árabees representado como حُمُّص بطحينة (ḥummuṣ bi ṭaḥīna).
La receta la tomé de mi querido libro Aroma Árabe, recetas y relatos de Salah Jamal….
y en sus amarillentas hojas, joya auténtica de ésa cocina árabe, su autor me cuenta que éste plato era considerado y destinado únicamente para el desayuno. Su aroma propio le recordaba sus madrugadores recorridos por las calles, camino de la escuela, donde los mercaderes se reunían en pequeños grupos alrededor de un plato de hommos mientras escuchaban los versículos y cánticos del Corán que emanaban de los viejos transistores de las tiendas.
Con un casco de cebolla en la mano, o un trozo de pan árabe, siempre tenían ésta palabra en sus bocas: tfdaluh … una invitación a comer para cualquiera que pasara por delante y les echara una simple mirada.
Como culminación de un buen hommos, qué mejor que una taza de té con menta o salvia……a la usanza de Oriente.
Aunque en Occidente hayamos cambiado ésa humeante taza de té por un buen vino….sea como fuere, sí que les invito y animo a preparar un delicioso hommos.
¿Cómo lo hice?
Ingredientes:
150 grms. de garbanzos cocidos (Si lo van a cocer dejar en remojo la noche anterior en agua con sal, escurrirlos bien y cocer en abundante agua con un poco de sal hasta que estén tiernos. Pueden usar un tarro de garbanzos ya cocidos, que suelen encontrarse en cualquier supermercado. O Como yo, aprovechar los garbanzos cocidos en un puchero).
Zumo de medio limón mediano
2 cucharadas pequeñas de tahini (lo pueden encontrar en establecimientos orientales o en grandes superficies. O bien prepararlos como yo suelo hacer con dos cucharadas pequeñas de sésamo, tal y como explico en los pasos a seguir).
1 diente de ajo pequeño (quitándole la parte central, con ello procuramos que no se repita).
Una cucharada pequeña de aceite de sésamo. Sal, aceite de oliva virgen extra, unas ramitas de cilantro (o en su lugar perejil), una cucharada pequeña de comino molido.
Los pasos a seguir:
Una vez cocidos los garbanzos, escurrirlos bien (si son del puchero, enjuagarlos bajo el grifo previamente) y reservar media taza del agua de la cocción (si son del puchero, agua normal y corriente).
Retirar con paciencia, la piel de los garbanzos (Conseguimos que quede el hommos más fino y fuera flatulencias).
En una sartén echar las semillas de sésamo, a fuego lento tostarlas, removiendo durante unos segundos con mucho cuidado de que no se quemen, sólo que se doren ligeramente.
Echar las semillas junto con el ajo en un mortero y majar hasta obtener una pasta lo más fina posible.
Añadir el aceite de sésamo y remover, agregando el agua de la cocción (o agua corriente en su defecto), hasta lograr una pasta suave, ni demasiado liquida, ni demasiado espesa.
Poner los garbanzos en el vaso de la batidora, echar la pasta de sésamo, el zumo de limón, la sal y batir hasta crear un puré homogéneo….probar de sal y rectificar si fuese necesario.
Mezclar unos minutos hasta que quede una consistencia suave.
Dejar refrigerar una media hora más o menos antes de servir a fin de que coja consistencia.
Servir espolvoreando con el comino molido, un chorreoncito de aceite de oliva virgen extra y las hojitas de cilantro (o si lo prefieren: perejil).
Acompañar con pan de pita a ser posible….o cualquier panecillo recién tostado.
Shukran (Gracias) y Saahatein (Muy buen provecho). Dedicada hoy ésta entrada a nuestros amigos Charo y Antonio…