Esta os digo que tampoco hay otoño sin nueces.
Cuando pienso en ellas veo a mi abuelo materno cenando gazpacho de patatas y acompañarlo con bacalao desmigado y con nueces recién partidas, de las que ese mismo día en muchos casos había traído del campo.
Nunca jamás nueces algunas me han sabido tan bien como las nueces de mis recuerdos de aquellos años.
Con las nueces tengo una relación de amor y odio. Hay temporadas que las consumo mucho, tanto en dulce como en elaboraciones saladas. De repente las dejo de comer y pueden pasar meses sin que entren en mi dieta (aún a sabiendas de lo saludables que son en cantidades moderadas)
Desde que tengo el blog es hablar de nueces y acordarme de mi amiga Olga que siempre dice que no hay brownie sin nueces y ahí que estoy yo para ponerlas (casi) siempre.
En los cinco años de vida del blog las nueces han hecho su aparición como complemento en galletas, bizcochos, muffins, blondies, hojaldres, brownies, tartas e incluso en turrón pero nunca jamás como las absolutas protagonistas de una receta. Y había que ponerle remedio.
Hace tiempo que el postre de hoy estaba en mis pendientes. Se lo he visto publicado a mi amigo Juan y a mi amiga Elisa entre otros y ha llamado poderosamente mi atención. Nunca había caído en el olvido, pero nunca me ponía a ello.
Lo cierto es que la gastronomía vasca siempre me ha gustado pero nunca le llegaba el momento a ninguna de sus recetas. Hasta que llegó Elena, con ella mi baja maternal y me encontré con una bebé tranquila y serena que dormía y estaba tranquilita los ratos que estaba despierta.
Si a esto le unís unos paquetes de nueces en el armario, una bebida vegetal de nuez con la que no sabía muy bien qué hacer y la Monsieur Cuisine en la cocina no era necesario despejar la incógnita de la ecuación porque estaba más que clara.
He tenido el valor de cambiar la receta tradicional sustituyendo la leche de vaca por bebida vegetal, obteniendo así una versión vegana no sé si a la altura de la original (porque tengo pendiente prepararla con leche) pero sí bien rica.
Es un postre sencillo, con ingredientes de andar por casa, y si lo haces con algún robot de cocina la dificultad es nula y el tiempo de dedicación es mínimo. El resultado es una crema deliciosa y muy nutritiva (a la par que calórica)
Como madre lactante me vino muy bien, aunque confesaré que aquellos días intentaba no abusar de los postres con la absurda idea de recuperar mi peso antes del verano. Pero ante semejante postre ¡a ver quién se resistía!
La intxaursaltsa, según lo que he leído, es un postre muy típico de estas fechas y se prepara y consume bastante en navidades. Tiene su lógica. Las nueces están en su mejor momento y hay que darles salida ¡y menuda salida! Es una de las mejores recetas de aprovechamiento que he preparado en mucho tiempo.
Por si alguien le está buscando un sentido oculto a la entrada de hoy ya os anticipo que por muy típica que sea esta receta en navidades no quiere decir, ni mucho menos, que dé el pistoletazo de salida a las recetas de navidad en el blog.
Si esa hubiera sido mi intención tened por seguro que en pleno mes de marzo habría sacado los adornos navideños para hacer las fotos. Nada más lejos, ya veis que de navidad no hay nada y para la semana que viene tengo preparado un recetón de los buenos. De mucho aprovechamiento como a mí me gusta, muy fácil de hacer, que está de escándalo y además nos vamos a marcar un viajecito de ida y vuelta expres que creo que os va a gustar mucho. Y hasta aquí puedo decir que al final sigo y lo largo todo. Las recetas navideñas en diciembre (que también está a la vuelta de la esquina)
Lo que voy a contar a continuación es una obviedad, pero igual alguno se lo plantea. Sí, esta crema sabe a nueces. Mucho. Si no son de tu gusto mejor dedica tu tiempo a preparar otro postre. Pero si os gustan, quedaos con ella y preparadla en casa porque no os vais a arrepentir.
Aunque está rica de cualquier modo a mí me gustó mucho más a temperatura ambiente. Fría no es lo mismo, al menos no para mí (aunque ya sabéis que soy muy maniática) Si os animáis espero que me contéis cómo os gusta a vosotros y qué os ha parecido.
Ahora sólo me queda compartir con vosotros la receta, que ya veréis lo bien que sienta con este frío y la lluvia que nos acompaña y que tan necesaria era.
Ingredientes:
* 600 ml de bebida de nueces (o leche de vaca)
* 200 gramos de nueces peladas
* 150 gramos de azúcar
* Una cucharada de canela en polvo
* Nueces para decorar
Elaboración:
1. Ponemos en el vaso las nueces, el azúcar y la canela y programamos 20 segundos velocidad 5
2. Bajamos con la espátula las nueces pulverizadas de las paredes, añadimos la bebida de nueces y programamos 20 minutos velocidad 2 temperatura 100 grados. Una vez que alcance la temperatura ha de estar 14 minutos. Yo programo 20 porque suele tardar unos seis minutos en alcanzar los 100 grados.
3. Cuando acabe programamos 10 segundos velocidad 5 para afinar la textura.
4. Vertemos en los vasitos, dejamos enfriar a temperatura ambiente, tapamos y metemos en el frigorífico.
5. Antes de servir decoramos con nueces
Para la elaboración tradicional trituramos las nueces, ponemos la leche y el azúcar a calentar, añadimos las nueces y la canela y cocinamos a fuego bajo removiendo con frecuencia hasta que espese.
Como veis es una receta que no tiene complicación ninguna. Si la hacéis de manera tradicional requiere un poco de tiempo y paciencia pero con un robot es un visto y no visto. Aunque no tan rápido como desaparecerán los vasitos si os descuidáis.
Esta semana he tenido reunión con la tutora de Lara. Me cuenta que tiene a la niña aburrida en clase, que da mucho más de sí pero que la mayoría de los compañeros son más pequeños, que van a un ritmo más lento y que no puede sacar todo el potencial que mi peque da.
A partir de enero empezará a llevar un nuevo ritmo y Lara estará más estimulada.
Con lo que más orgullosa salí de la tutoría fue con que me dijera que Lara mostraba un gran interés por los libros y que le había contado que la llevaba a la biblioteca y sacaba cuentos. En casa además tenemos un montón de libros infantiles que le he ido comprando desde que nació (y estoy pendiente de rescatar los míos que están en el altillo de la cochera de mis padres y cualquiera sube ahí) y ya os adelanto que los Reyes o Papá Noel seguro que traen más.
Salí redonda del colegio pensando que le estaba inculcando el amor por los libros.
Cuando estaba embarazada de Lara y se planteaban mil dudas sobre si sería adecuado que yo continuara trabajando o no alguien me dijo que no era la cantidad de tiempo que se dedica a los hijos sino la calidad. Y lleva toda la razón. No puedo compartir mucho con ellas, pero lo que comparto lo hago intenso y no me limito a aparcarlas delante de los dibujos.
Elena sigue igual. Yo creo que está incubando algo y está un poco trabajosa, pero también hay que estar a las cosas malas. El lunes se hizo las fotos de la guardería, habrá que esperar hasta la primera semana de diciembre al menos para ver cómo ha salido.
Para terminar aprovecho mi rinconcito virtual para felicitar a mi hermano que hoy cumple 35 años inaugurando, como cada año, la temporada de cumpleaños en mi familia.
Y poco más. Sigo con muy poco tiempo pero procuro pasar por vuestras cocinas al menos una vez a la semana y ponerme al día con vuestras recetas. Nos vemos el jueves próximo ¡sed felices!
Manos a la masa y ¡bon appétit!